TERCER PASO: LA CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA A LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA.
“Consagrarnos” y “Consagrar la Familia” al Sagrado Corazón de Jesús, al Inmaculado Corazón, o a los “dos Corazones de Jesús y de María” no es una “devoción más” o “una piadosa novedad”. El Diario Espiritual nos lleva a comprender esta doble petición que Jesús y María nos han hecho al menos en dos ocasiones diferentes: en Paray Le Monial (Fancia 1674) y en Fátima (Portugal 1917). Se trata de algo de incalculables consecuencias para cada persona, cada familia, cada nación, para la Iglesia entera y para toda la Humanidad.
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