La Llama de Amor, más que una oración de liberación, es la unión permanente con Jesucristo

La gracia de la Llama de Amor está expresada en la bellísima oración que Jesús da a Isabel Kindelmann:
“Que nuestros pies vayan juntos, que nuestras manos recojan unidas, que nuestros corazones latan al unísono, que nuestro interior sienta lo mismo, que el pensamiento de nuestras mentes sea uno, que nuestros oídos escuchen juntos el silencio, que nuestras miradas se compenetren profundamente fundiéndose la una en la otra, y que nuestros labios supliquen juntos al Eterno Padre para alcanzar misericordia para toda la humanidad”(p 60).

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La sanación y liberación espiritual familiar exige la renuncia total al pecado

El pecado nos parece apetecible pero una vez que hemos mordido la fruta del árbol nos damos cuenta de que hemos perdido la paz del alma y la felicidad. La serpiente se quita la careta y aparece como lo que en verdad es: anaconda constrictora que nos envuelve y a cada movimiento que hacemos aumenta su poder y nos asfixia lentamente quebrantando nuestros huesos. El destino de felicidad que Dios nos había dado ya desde este mundo se torna amargura. ¡Por nuestra propia culpa! Sólo Dios puede auxiliarnos frente al poder del pecado.

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La vida del discípulo de Cristo es un camino de lucha contra el enemigo para avanzar en santidad

La palabra “camino de santificación” implica un proceso consciente, perseverante, con objetivos claros; implica un “compromiso” que asumimos con el Señor, con la Iglesia, de realizar la vocación a la que Dios nos llama: Sean Santos como su Padre Celestial es Santo. (cfr. Lev 11,44-45; 19,2; 1 Pe 1, 13-21). La vida entera del discípulo de Cristo es un camino de lucha contra los obstáculos que el Enemigo nos pone delante para que no avancemos en la realización de esta vocación a la santidad.

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La guerra contra Jesucristo es total

La pérdida de la Fe católica del Occidente y el rechazo a la Iglesia Católica ha conducido y sigue conduciendo al mundo moderno a la búsqueda de soluciones totalmente incapaces para conseguir la Paz. El fruto de la Resurrección de Jesús es la Paz. Mi Paz les dejo mi Paz les doy. No se la doy como la da el mundo. Tanto el mensaje del Sagrado Corazón como el del Inmaculado Corazón terminan en la Paz de los corazones y del mundo. No podrá existir esa paz tan anhelada sin el “triunfo mundial del Divino Corazón”.

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La Virgen María viene en nuestra ayuda durante el combate espiritual

Nosotros no podemos cegar a Satanás sólo con nuestras propias fuerzas. Es un ángel y como tal es muy superior a nosotros en inteligencia y perspicacia; su malicia perversa y el poder de su naturaleza angélica nos aplastarían en un segundo sin la ayuda directa del Señor. El combate espiritual es una consecuencia inevitable del pecado original. Dios perdonó el pecado de Adán y Eva, pero ellos ya habían entregado la creación al poder del Demonio. Esta maravillosa creación que Dios había puesto en manos de nuestros primeros padres está desde entonces bajo el poder del príncipe de este mundo.

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La destrucción del orden familiar viene de la acción diabólica

En el plan de Dios la familia tiene su propio orden, sus propias leyes que la constituyen. Si éstas se guardan aseguran el éxito. La primera ley de la familia -sea cual sea es que “debe ser un SANTUARIO”, un lugar santo consagrado a dar gloria al Señor. Los padres de familia son como los “sacerdotes” de ese templo santo. Son los “PASTORES” de quienes forman ese santuario. A ellos especialmente la Santísima Virgen les dice: “Un nuevo instrumento quisiera poner en sus manos. Es la Llama de Amor de Mi Corazón. Con esta Llama llena de gracias que de mi Corazón les doy a ustedes, enciendan todos los corazones pasándola de corazón a corazón. Su fulgor cegará a Satanás” (p 208).

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La Consagración de las familias a los Corazones de Jesús y María es camino a la Victoria contra Satanás

El designio de Nuestro Señor al establecer la devoción a su Sacratísimo Corazón y al de su Madre Santísima es destruir el reino de Satanás. Jesús lo dice claramente cuando habla de la veneración de su imagen: “Que esparciría sus gracias y bendiciones por dondequiera que estuviere expuesta su santa imagen para tributarle honores, y que tal bendición sería como un último esfuerzo de su amor, deseoso de favorecer a los hombres en estos últimos siglos de la Redención amorosa, a fin de apartarlos del imperio de Satanás, al que pretende arruinar, para ponernos en la dulce libertad del imperio de su amor, que quiere restablecer en el corazón de todos los que se decidan a abrazar esta devoción.”

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¿En qué consiste el éxito del matrimonio cristiano?

El matrimonio es visto desde su parte externa: un contrato social. Un requisito exigido por una “mentalidad conservadora”. Si no funciona no sirve. La raíz profunda de esta actitud está en la “falta de sometimiento” a Jesucristo de parte de las personas. La palabra sometimiento parece muy chocante. Nos da idea de algo que nos oprime desde afuera y que por fuerza mayor debemos acatar, nos guste o no nos guste. Sin embargo es la palabra exacta. Cuando un joven está enamorado de una muchacha vemos con sorpresa que “se somete” a muchísimas cosas difíciles.

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El primer combate espiritual de la familia contra el Demonio es en los corazones de los esposos

Los padres de familia son en el plan de Dios los pastores de su pequeño rebaño, ¿a quién atacará primero Satanás? Lógicamente los primeros objetivos de satanás son los esposos. “Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas”. Si los padres caen en el poder del maligno le será mucho más fácil herir a los hijos. El trabajo del Demonio es tomar posesión de los corazones. El resto es secundario. Quien vive en pecado mortal de manera consciente y permanente, está en las garras de Satanás.

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Examen de conciencia familiar para la sanación y el combate espiritual

La esposa o el esposo al que se amaba intensamente se convierte en poco tiempo en alguien extraño e indiferente. El marido ejemplar se enreda obsesivamente con una mujer que lo lleva a la ruina y no hay medio que pueda dejarla, por más que quiera. Hay algo más fuerte que lo arrastra. Los hijos entran en rebeldía contumaz contra los padres; entre hermanos se da odio, rivalidad y violencia inexplicables; jóvenes que antes eran modelos de vida cristiana de repente se abren inexplicablemente a los vicios; se rodean de amigos perversos, aprenden a beber alcohol, se vuelven adictos a estupefacientes, están como ciegos y sordos a los consejos de los padres.

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