Con la Oración Familiar se benefician los difuntos, los vivos y los que están por nacer
En la vida diaria cuando alguien nos ha ofendido o cometido una injusticia o agravio, exigimos una disculpa, o un desagravio, o un castigo para el agresor. Si somos nosotros los que hemos ofendido a alguien sentimos y sabemos que debemos pedir perdón y ofrecer una reparación que restaure la relación. Con Dios es lo mismo. La Santidad, la Dignidad, el Amor de Dios, nos pide que reparemos los pecados que hemos cometido contra su divina majestad.
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