LA LLAMA DE AMOR DEBE SER ACOGIDA EN FAMILIA

Cuando la Llama de Amor llega a una familia y es acogida con Fe por los dos esposos y por los hijos, la propuesta de la Virgen María es que juntos edifiquen el Santuario Familiar. Esta decisión unánime de todos los miembros de la familia es el punto de partida del “milagro de la Llama de Amor”. La construcción del “Santuario Familiar” expresa prácticamente, el núcleo, lo esencial, el objetivo del Diario Espiritual. Mientras no se llegue a esta firme voluntad de vivir juntos el Misterio que esta gracia encierra, se podrán ver frutos en los individuos, pero no se desarrollarán todas las gracias extraordinarias que la Virgen promete: los “MILAGROS DE LA LLAMA DE AMOR”. El primer deber de aquel que descubre la gracia de la Llama de Amor es transmitirla “de corazón a corazón” a los miembros de su familia y después a los demás. Si es hijo, a sus padres; si es la madre, a su esposo; si es el padre de familia, a su cónyuge, a sus hijos y a todos los demás. Cuando la Virgen dice de “corazón a corazón” nos está dando una lección de suma importancia. 

La única manera eficaz de transmitir la gracia de la Llama de Amor es DE CORAZÓN. Significa que quien la transmite primero ha de haberla recibido en lo profundo del alma, al menos con una convicción de Fe en el poder de la Santísima Virgen. De hecho María nos dice “Yo soy la única que puedo encender la Llama de Amor en los corazones” para que no nos engañemos en el proceso de transmitirla. Podríamos ilusionarnos pensando que somos nosotros los que encendemos la Llama de Amor y que esa transmisión es como un “mercadeo comercial”. ( cf“Yo sembré, ….”. (1 Cor 3,6-8). La Virgen nos enseña, al ponernos como modelo la vida de Isabel Kindelmann, que la transmisión de la Llama conlleva un compromiso que hunde sus raíces en una vida de íntima unión con el Cristo sufriente. Son muchos los pasajes en los que tanto Jesús como María le piden que participe en los dolores de sus Corazones. “Ayúdenme ya que sólo de ustedes depende que esta llama se encienda (DE 8 Ag 1962). 

El gran peligro es acoger esta gracia de manera superficial y transmitirla de manera superficial, sin la profundización suficiente. Ese peligro se va superando en la medida en que la comprensión de la gracia se va dando en la vida de cada día. La lectura asidua, reflexiva, orante del Diario Espiritual nos va descorriendo el velo. Hay que leer el Diario frecuentemente y de manera continua, no únicamente abriéndolo al azar. Estos escritos exigen una lectura orante, detenida, reflexiva, y hecha con un corazón humilde. No todas las familias acogen la gracia con entusiasmo. Son relativamente pocas las que comprenden desde el primer momento la llamada de la Virgen María y la gran importancia del mensaje y de su puesta en práctica inmediata. Casi siempre es necesario un lento proceso de iluminación y de acogida para que los miembros del hogar se decidan todos a vivir en el fuego de la Llama de Amor. 

No se trata de que cada uno viva individualmente la gracia, sino que TODOS EN LA FAMILIA COMO UN SOLO CORAZÓN se decidan a vivir y compartir las gracias. “Tu principal trabajo misionero seguirá siendo tu propia familia. …Tu familia es el punto de partida de tu misión” (DE 25 Ag 62), le dice Jesús a Isabel. Quien lleva la Llama de Amor por primera vez al hogar debe informar de manera adecuada a todos los miembros de su familia especialmente a los padres. Debe invitar a los que habitan en la casa a acoger ese gran regalo que transformará la familia en un Santuario. Todos trabajan por un mismo objetivo: la santificación y salvación eterna de cada uno de los miembros. “Ustedes son piedras vivas que Dios está usando para construir un templo espiritual. 

Por lo tanto, acérquense a Jesucristo, pues él es la piedra viva que la gente despreció, pero que Dios eligió como la piedra más valiosa. Además, ustedes son sacerdotes santos, y por medio de Jesucristo le ofrecerán a Dios los sacrificios que a él le agradan” (1 P 2.4–6). La buena información es vital para que no se quede el Don de Dios detenido. Las bendiciones que la Santísima Virgen obtiene para las familias que acogen su Llama de Amor son grandísimas; Ella regala una cadena interminable de verdaderos milagros.

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