Rosa Mística y Llama de Amor: LA HORA DE GRACIA

A través de Isabel Kindelmann y Pierina Gilli la Santísima Virgen nos da un programa o camino para la conversión de la Iglesia y de la familia. Son cosas concretas y sencillas que puestas en práctica tienen como resultado la transformación de los corazones. Jesús da a Isabel Kindelmann un programa de intenciones y de actos que debe realizar para cada día de la semana (p 39 a 41). Le pide mucha penitencia y ayuno, especialmente por los sacerdotes vivos y difuntos. Pide la adoración reparadora ante el Santísimo Sacramento en las Parroquias. Los jueves y viernes son días de Gracia en los que se debe hacer “horas de reparación en familia” (p104, 194). 

La adoración reparadora tiene un efecto formidable: “cuando alguien hace adoración reparadora a la Santísima Eucaristía mientras eso dure, en su parroquia Satanás pierde su dominio sobre las almas. Como ciego, deja de reinar sobre las almas” (p 124).  Nuestra Señora pide que las familias se conviertan en “santuarios” en donde reinen los Corazones de Jesús y de María (213).  

La oración personal y en familia tiene tanta importancia que Jesús pide a Isabel “velar en oración durante las horas de la noche”, renunciar a horas de sueño para pedir por los moribundos y las almas del purgatorio (p 292). La Eucaristía es el centro de la vida del cristiano y lo que más ciega a Satanás. La Santísima Virgen no quiere para la Llama de Amor una fiesta especial. Ella desea que la antiquísima fiesta de la Presentación del Señor llamada también “de la Candelaria”, sea esa  fiesta “para que la Llama de amor de Mi Corazón se haga fuego vivo en los corazones, en las almas” (p 56). 

En el caso de Pierina Gilli encontramos los mismos medios y el mismo objetivo: la salvación de las almas. Particular atención debemos prestar en el día de hoy, 8 de diciembre, a la HORA DE GRACIA porque es una especial petición que Nuestra Señora hace a todos sus fieles servidores y a toda la Iglesia.
El día 8 de diciembre de 1947 la Santísima Virgen apareció a Pierina Gilli en la Parroquia de Montichiari tras haberlo anunciado a la vidente. Una gran multitud llenaba el templo en espera de la aparición. A mediodía, a pesar de la oposición de los sacerdotes de la Curia de Brescia, Pierina se dirigió a la Iglesia y comenzó el Santo Rosario en medio de esa gran multitud expectante. Interrumpió el rosario para recitar el salmo Miserere (salmo 50-51: “ten piedad de mí Oh Dios”). Continuó de nuevo el rezo del rosario, pero al cabo de algunas avemarías, apareció la Virgen en el tope de una suntuosa escalera blanca de unos quince metros de largo y cinco de ancho que bajaba de lo alto del templo. Infinidad de rosas blancas, rojas y amarillas adornaban la escalera. 

La Señora descendió lentamente hasta el centro de la gran Iglesia, bajo la cúpula. Pierina la describe vestida de blanco, con las manos juntas, de una belleza esplendorosa que no es de este mundo.  Dijo la Virgen: “Yo soy la Inmaculada Concepción. Yo soy María de Gracia, Madre del Divino Hijo Jesucristo. Por mi venida a Montichiari deseo ser llamada “Rosa Mística”. Deseo que cada año, el día ocho de diciembre se tenga a medio día la Hora de Gracia Universal, con esta práctica se obtendrán numerosas gracias espirituales y corporales. Nuestro Señor, mi Divino Hijo Jesús, concede su más grande misericordia con tal de que los buenos continúen siempre a orar por sus hermanos pecadores. Sea referido lo más pronto posible al Sumo Padre de la Iglesia Católica, o sea al Papa Pío XII que deseo que esta Hora de Gracia sea conocida y extendida a todo el mundo. Aquellos que no podrán ir a su Iglesia, aún quedándose en su propia casa a medio día, orando, obtendrán gracias de mi parte”.  

La Virgen en esta ocasión muestra a Pierina su Corazón Inmaculado que late en su pecho. Ella ve en ese Corazón a las tres rosas. Es tanto el fulgor de ese Corazón Inmaculado que la vidente queda ciega por unos momentos. La Virgen dice: “He aquí el Corazón que tanto ama a los hombres, mientras la mayor parte de ellos lo llenan de ultrajes”.  “Cuando los buenos y los malos se unan  en  oración, obtendrán de este corazón misericordia y paz. Por ahora los buenos, por mi medio, han obtenido del Señor la misericordia que ha detenido un gran flagelo”. “Dentro de poco se conocerá la grandeza de esta Hora de la Gracia”.

Hoy, ocho de Diciembre, aprovechemos este gran regalo de María Santísima a la Iglesia para obtener todas las gracias que necesitamos. Desde nuestro hogar podemos dedicar esos sesenta minutos a pedir por las intenciones que más amamos con la firme convicción de que Nuestra Señora cumplirá su palabra.
La palabra Grazia significa en primer lugar la amistad con Dios, la gracia santificante; en segundo lugar significa misericordia, regalo, favor. La Inmaculada Concepción trae a los hombres la Gracia Santificante al darnos a Jesús, y el mayor de los regalos que es la encarnación del Verbo. Dios nos llena de misericordia en este día de la Inmaculada Concepción por la poderosa intercesión de la Madre de Dios.

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