NOVIOS: El ataque contra la familia comienza en el tiempo de su noviazgo
El demonio persigue que los futuros cónyuges no vean dónde está el bien y dónde el mal; que desde antes de formar su familia priven a Dios de sus “derechos” y lo saquen de en medio. La Palabra de Dios y la Iglesia nos enseñan que el matrimonio es una institución divina. Es Dios mismo quien lo diseña y el hombre debe ajustarse a sus designios. Esta sumisión amorosa garantiza la felicidad de la pareja. El tiempo de noviazgo debe servir ante todo para disponerse a colaborar con el designio divino. Este designio es la salvación y santificación de los cónyuges y de los hijos. El verdadero éxito o fracaso de una familia sólo se sabrá en la eternidad.
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