¡Dios quiere familias libres y con esperanza!

La gracia de la Llama de Amor es una respuesta de esperanza desde el Cielo a las graves y peligrosas circunstancias que la Iglesia y el mundo de hoy están atravesando. Al leer el Diario Espiritual de la Llama de Amor nos encontramos con que Nuestro Señor y su Madre Santísima en diversos pasajes suplican insistentemente a Isabel (Kindelmann), y a través de ella a todos nosotros: “que nos movilicemos para la expansión de la gracia de la Llama de Amor sobre toda la Iglesia. Hoy pedimos al mundo entero, por intermedio de ti, una gran movilización. Comunica nuestra petición con tu director espiritual. De todas las partes del mundo, multitudes de personas envíen su petición al Santo Padre solicitándole la declaración oficial para todo el mundo de la efusión de la Llama de Amor de nuestros Corazones…” 

“Nuestra petición es urgente, urgente, no hay tiempo para andar con dilaciones. Los fieles junto con los sacerdotes, con gran recogimiento espiritual, satisfagan nuestro petición . La efusión de gracia alcanzará también a las almas de los no bautizados con su efecto de gracia” (p 322). “Mi Llama de Amor sólo podrá ser descubierta ante los demás cuando se hable de ella. Yo asisto acongojada al lecho de muerte del mundo. No tienen derecho a callar ni por cobardía, o soberbia o negligencia, ni por miedo al sacrificio. Pero las palabras que pronuncian acerca de Mí sean vividas para que el misterio del Cielo impacte las almas. Sí, eventualmente, piden ustedes la palabra y se les otorga, ¡Mi fuerza estará con ustedes! Que cada palabra sea como semilla sembrada para que, los que la escuchen, produzcan cosecha abundante” (p 312). 

Si la Llama de Amor debe derramarse sobre el mundo tiene que comenzar por las familias en primer lugar. Esa efusión que la Virgen María promete para la Iglesia y el mundo debe darse ya en el interior de cada hogar y de allí expandirse rápidamente a los demás. Normalmente corresponde a los padres ser el instrumento por medio del cual la Llama llegue a los hijos, aunque a menudo son los hijos los que llevan la Llama a los padres y a los demás miembros. Es importante que los padres de familia asuman su papel de “pastores” para que la gracia de la Llama de Amor se desarrolle en el interior de su familia e ilumine a otras. 

No debemos olvidar que “Deben luchar…Satanás con sus maquinaciones solapadas y mentirosas trata de producir fango moral para arruinar el bien” (p 312). Ese combate contra Satanás y los suyos debe darse en el interior de la casa. Cuando somos esclavizados y aceptamos la esclavitud no hay combate, estamos tranquilos en medio de nuestra desgracia. Nos acostumbramos a esa condición de esclavos que nos parece natural. Pero cuando tomamos conciencia de que hemos sido esclavizados y reaccionamos para conquistar nuestra libertad, entonces el esclavista reacciona y busca cómo impedir que nos liberemos. Allí comienza el combate. 

Muchas familias están esclavizadas y viven felices en su esclavitud espiritual. Ya se acostumbraron. Ven como cosa normal vivir permanentemente en un clima de violencia, pleitos, insultos, resentimientos. El adulterio les parece inevitable y hasta apetecible; la perspectiva de un divorcio y de una una nueva relación no les causa inquietud, ya lo han aceptado como culturalmente aceptable. El recurso a la brujería, hechicería, a la adivinación, juegos mágicos, horóscopos, espiritismo (ouija), etc. lo consideran beneficioso. La impiedad familiar: ateísmo, indiferencia religiosa, blasfemia, ausencia de sacramentos, de oración en familia, de fidelidad a la doctrina católica, no les parece importante. 

En muchas familias hay una gran ruina moral, económica, tristeza y desesperación porque se sienten incapaces e impotentes para cambiar la situación. Desean ser felices pero no pueden. Estas familias están esclavizadas por los espíritus malignos y no se dan cuenta. No tienen la esperanza de ser libres. Para estos casos la Virgen dice: “Mi hijita y todos ustedes, hijos míos queridos. ¡Estén alerta! Satanás quiere arrancar de debajo de sus pies, el suelo de la esperanza. Sabe él muy bien que si consigue hacer esto, les habrá quitado todo a sus almas: si han perdido la esperanza, ya no necesita ni siquiera tentarlas en pecado. El hombre que perdió la esperanza está en terrible oscuridad…” (p 322) 

La esperanza se recupera cuando comprendemos que es posible romper esas cadenas espirituales. Ese es el mensaje de la Llama de Amor. ¡Dios nos quiere libres! ¡Esa libertad nos viene de Jesucristo! El Señor quiere que su instrumento privilegiado de liberación sea su Madre, para que Ella ejerza su vocación divina de madre espiritual y para rodearla de gloria. Para que María pueda hacerlo con su Llama de Amor hay que colaborar con Ella. Entre los primeros pasos de este proceso de liberación y sanación está tomar conciencia de nuestras heridas y cadenas espirituales. Para eso hay que comenzar por un examen de conciencia profundo que nos permita ver el estado de nuestra alma.

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