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El objetivo de la Devoción a la Llama de Amor es la santificación  de las familias, la transformación de los corazones, la entrega total de los miembros del hogar al servicio de Cristo

Las familias católicas deben ser transformadas desde el interior para que puedan ser luz del mundo y sal de la tierra. Uno de los puntos más importantes, si no el más importante, es que todos en el hogar comprendan el valor del sufrimiento a los ojos de Dios. 

Las familias católicas son la escuela en donde los cristianos deben ser formados para convertirse en auténtica levadura que transforme el ambiente en que viven

Jesús nos habla de que debemos evitar el pecado en nuestra manera de vivir porque nos separa de Dios y nos lleva a la condenación eterna del alma

Para  que cada hogar se convierta en parte del “reguero de pólvora” que la Virgen desea, la familia entera debe “asumir” ese llamado de la Madre de Dios.

Las familias católicas deben  ser eminentemente misioneras para obtener de Dios esas gracias que derramadas sobre el mundo entero lograrán la salvación de las almas.

Los primeros que deben orar y ofrecer sacrificios son los padres de familia. Los hijos deberán ser formados en estas dos disciplinas fundamentales de la identidad cristiana para que el hogar se convierta en un auténtico Santuario familiar de la Llama de Amor.

La Virgen nos dice que es posible cegar a Satanás, derrotarlo, si tomamos en las manos el instrumento que Ella nos da. 

La devoción a la Llama de Amor renueva en primer lugar la identidad católica de las familias introduciéndolas en la oración diaria y haciéndolas descubrir la oración tanto personal, familiar,  como eclesial.

 El gran llamado a la compasión lo hace María en primer lugar a los padres de familia. Son ellos los que tienen la gran vocación y misión de rescatar la identidad católica de su hogar por medio de la renovación de la fe propia y la de sus hijos.