LA PARROQUIA Y LA FAMILIA: LOS DOS POLOS QUE LA LLAMA DE AMOR DEBE TRANSFORMAR

Según las enseñanzas del Diario Espiritual para transformar la Iglesia la gracia de la Llama de Amor debe desarrollarse urgente y principalmente en dos polos o terrenos: La Parroquia y la Familia. Vemos que Isabel Kindelmann vive inmersa en la vida parroquial. En las diversas etapas de su vida está ligada a ella. Como esposa feliz, como viuda sufriente, como madre abnegada, como obrera, encuentra la fuerza espiritual en la parroquia. Tiene sentido de pertenencia a una comunidad espiritual bien definida. Hoy vertiginosos cambios han golpeado los tradicionales puntos de referencia que caracterizaban a los católicos de antaño; la Parroquia en muchos lugares ha perdido su valor significativo. En otros conserva toda su vigencia. Sin embargo para muchísimos católicos de nuestros días la Parroquia es algo desconocido y viven desligados de ella. A pesar de todo se trata de un elemento primordial e indispensable para la auténtica vida del Católico. No es algo negociable ni mucho menos despreciable, por más que ciertas corrientes ideologizadas la ataquen inconsideradamente. 

La Familia es el otro terreno de batalla de la Llama de Amor. Tan importante como la parroquia porque es al mismo tiempo parte de ella, como las células de un cuerpo humano. La parroquia se realiza concretamente en las “iglesias domésticas” que la constituyen. 

En la visión del Diario Espiritual es imposible separar la familia de la parroquia. La vida de Isabel hubiera tomado otro rumbo si no hubiese estado integrada en la vida parroquial. La estrategia Satánica que se descubre en el mundo de hoy es destruir la familia destruyendo su relación con la parroquia y destruir la parroquia cortando los lazos con la familia. La parroquia es en su primigenia acepción comunión de comunidades familiares en Cristo. Mientras más fuerte es la familia más fuerte será la parroquia, que es la Iglesia viviente en un lugar concreto; y por otro lado mientras la parroquia sea una realidad espiritual y social más plena, más fuertes y llenas de vida estarán las familias. El reguero de pólvora ha de partir de las parroquias de manera “oficial” sin dejar de considerar que el dinamismo de la expansión de la Llama de Amor ha de ir pasando de corazón a corazón, de familia en familia. Un peligro real para la Llama de Amor es la “institucionalización” que expondría a los devotos al sometimiento absoluto a “los planes pastorales de escritorio” y a ciertos agentes de evangelización que se sienten con autoridad para determinar los caminos de la gracia. Por algo la Virgen reclama para sí la eficacia del “efecto de gracia”: “Quien actúa soy Yo. Soy Yo quien enciende la Llama de Amor en el fondo de los corazones”(DE146). 

Es la Virgen quien determina que la Llama de Amor parta de los ocho santuario más concurridos del país (DE 55); es Ella quien escoge a los doce sacerdotes más fervorosos de Hungría. Ella decide que su fiesta sea la Candelaria (DE60); es por voluntad de la Virgen que se introduce en el Ave María la jaculatoria; Ella da la forma de pasar la Llama unos a otros (DE49) y decide que sea desde el convento de los carmelitas que inicie la expansión de su gracia (DE49); es María la que indica a Isabel que vaya a ver al Papa y al Obispo (DE177); Jesús y María piden los grupos de oración reparadora en cada parroquia (DE324), son ellos los que forman el corazón de Isabel y dan las orientaciones fundamentales para que la Llama de Amor se convierta en el incendio universal, etc. etc… A lo largo del tiempo los movimientos espirituales se desgastan y se convierten en anticuados. 

Es una experiencia palpable en la historia de la Iglesia. Muy a menudo este anquilosamiento viene del clericalismo que el Papa Francisco ha denunciado tantas veces. Sería una infinita tristeza para el Corazón Inmaculado de María que esto pasara con su Llama de Amor. El movimiento parte de la Virgen María; no es invento artificial ni obra de los hombres. La Virgen dice “No tienen derecho a callar…¡mi fuerza estará con ustedes!” (DE317) “Salgan de sus límites” (DE324). 

La Llama de Amor es un carisma vivo que responde a una necesidad permanente de la criatura humana herida por el pecado y asediada por el reino de las tinieblas. Hay Diócesis y Parroquias en las que los administradores pastorales se arrogan el derecho de prohibirla e impedir su expansión. Para ellos van estas palabras: “A los sacerdotes tímidos y pasivos …que no priven a la humanidad de la Llama de Amor del Corazón Inmaculado de mi Madre. No abusen de la confianza con que Yo les he atado a Mí. Las palabras son para eso, para anunciar la abundancia de mi riqueza para que puedan derramar mi perdón sobre todo el mundo”(DE317). Y de parte de la Virgen: “¿Qué piensan, a quién pediré cuentas por poner obstáculos? Si hubiera alguien así entre ustedes, defiendan con todas sus fuerzas mi Llama de Amor (DE207). No se queden pasivos frente a mi santa causa!…”¿sabes quienes son los perseguidores?, Los cobardes, los que temen por su comodidad, los precavidos, los perezosos. Los que bajo el disfraz de la prudencia irrumpen para extinguir mi Llama de Amor como hizo Herodes con el pequeño cuerpo del inocente Niño Jesús. Pero así como al Niño Jesús el Padre Celestial lo tomó bajo su protección y lo defendió, así defenderá también ahora mi Llama de Amor! “(DE183).  

La gracia no se puede encarcelar en un reglamento ni en una estructura, como tampoco podemos modificarla según nuestro humor. Toda la organización debe servir para impulsar a los devotos a ir más allá de nuestros límites para que el reguero de pólvora se vuelva una realidad cada vez más dinámica. Parroquia y Familia deben ir juntas para que todos los católicos, y más allá de de los límites, la Humanidad entera pueda gozar de la misericordia del Señor que es el gran regalo del efecto de gracia de la Llama de Amor.

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