LA MISIÓN DE LA MUJER EN LA RENOVACIÓN DE LA IGLESIA

Jesús le dice a Isabel: “Lo que digo ahora es para ti y para todas las madres de familia que obran según mi Corazón: El trabajo de ustedes no es de menor valor que el trabajo de las personas elevadas a la más alta dignidad sacerdotal. Entiendan ustedes, madres de familia, la sublime vocación que les he confiado. Ustedes son las llamadas a poblar mi Reino y llenar los puestos de los ángeles caídos. De su corazón, de su regazo parte cada paso de mi Santa Madre Iglesia. Mi Reino va creciendo en la medida en que ustedes, madres, se ocupan de las almas creadas. Ustedes tienen el trabajo más grande y que reclama mayor responsabilidad. Sean plenamente conscientes de que he puesto en las manos de ustedes el trabajo de conducir multitud de almas a la salvación” (DE 29-2-1964). Estas palabras explican el odio terrible que Satanás tiene contra las mujeres y su empeño obcecado para corromperlas. El Demonio odia más a las mujeres que a lo hombres. Busca todos los medios para humillarlas y destruirlas. Él sabe que en el Plan de Dios las mujeres tienen una vocación especialísima.

La primera Eva condujo a Adán al pecado y a la muerte. La segunda Eva, la Virgen María, es el instrumento privilegiadísimo de Dios para conducir a todos los hombres al Salvador, que es su Hijo Jesucristo. La “Segunda Eva” es imagen viva de la Mujer-Iglesia. En el pensamiento de San Pablo el hombre en el matrimonio es imagen de Cristo y la mujer es imagen de la Iglesia. Es necesario que todas las mujeres del mundo entero encuentren en Cristo el sentido de su condición sexual femenina, complementaria de la condición sexual del varón. Dios los hizo “hombre y mujer” nos dice el Génesis. La misión fundamental que Jesús les da tanto al hombre como a la mujer es la de “conducir multitud de almas a la salvación”. Sin embargo en el Diario Espiritual la mujer y especialmente la que es madre recibe una nueva iluminación respecto de su vocación: “ustedes tienen el trabajo más grande y que reclama mayor responsabilidad”. Ese trabajo “no es de menor valor que el trabajo de las personas elevadas a la más alta dignidad sacerdotal”. La maternidad es un verdadero sacerdocio.


La Llama de Amor debe arder en las familias “que obran según mi Corazón” (las que tienen una verdadera Fe católica). El
hombre está lanzado hacia el arduo trabajo de sostener el hogar, la mujer está orientada por su condición natural a educar el corazón de los hijos en el interior del hogar. La estrategia satánica es sacar a la mujer del hogar haciéndole creer que el “dios trabajo” es más importante que el cuidado de los hijos. Toda la cultura moderna, regida por el demonio Baal, dios del dinero y del poder trata de construir una sociedad que desvíe a la mujer de su principal responsabilidad: la salvación de sus hijos. La Iglesia será salvada por las mujeres y especialmente por las madres. Ellas tienen en sus manos los corazones de los esposos y de los hijos. Sor Lucía de Fátima dice que el último combate entre la Virgen y Satanás se desarrolla en el interior de los hogares. De las mujeres depende en la mayor parte que la Virgen gane este combate. Si las mujeres se niegan a abortar se terminará este pecado que clama al cielo. Si las mujeres se mantienen firmes en la oración las familias se transformarán.

Si las mujeres del mundo se unen con el mismo propósito de encender y mantener viva en el corazón de sus hogares la Llama de Amor, los hombres se doblegarán. La Iglesia depende en última instancia de las mujeres porque es de ellas que nacen los Sacerdotes, los Obispos y los Papas. La Iglesia debe tomar conciencia de su inmenso poder espiritual en el mundo. Este poder viene de la capacidad para obtener la Gracia de Dios. Todo el universo se mueve por las gracias que Dios otorga a quien se las pide. Cuando las familias oran unidas con una Fe intensa obtienen las gracias. El Evangelio lo dice: “cuando dos o más están unidos en mi Nombre, allí estoy Yo en medio de ellos. Cuando dos o más se unen para pedir algo al Padre en mi Nombre, mi Padre se lo otorgará”. ¿Quiénes son capaces de hacer que la familia ore? Las madres. En el Diario Espiritual queda bien claro que para Jesús las mujeres y especialísimamente las madres de familia son las principales responsables de la expansión de la Llama de Amor. Necesitamos un inmenso ejército formado por “mujeres fuertes” para llevar la Llama de Amor hasta los confines del mundo (Prov 31,10-31).

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