USTEDES SON LA LUZ DEL MUNDO

Padres de familia Jesús les dirige estas palabras: “Ustedes son la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos. (Mt 5:14–16). Si todos los cristianos debemos ser luz para el mundo, con cuánta mayor razón deben ser los padres de familia la luz que ilumine a sus hijos. Cada día que pasa pareciera que las tinieblas van avanzando y prevaleciendo sobre la luz. “Los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la Luz” (Lc 16:8) nos dice Jesús. El mensaje de la Llama de Amor viene a sacudir a los progenitores para que asuman esta gran responsabilidad de ser para sus hijos Luz. Si el mundo se sume en la obscuridad es porque los cristianos nos hemos quedado pasivos ante el avance de las tinieblas. Tenemos que reaccionar.

Debemos abandonar la pasividad y la indiferencia que como anaconda constrictora nos está triturando los huesos para después engullirnos. La solución de este problema está en las familias. Si cada hogar católico se convierte en Luz en poco tiempo el reino de las tinieblas se extinguirá. El combate contra la oscuridad se debe ganar en el interior de cada familia. “Mi claridad te penetra y te rodea. Tú, por medio de Mí, alumbras en el oscuro adviento a aquellas almas que todavía me están esperando. Los sacrificios de tu vida unidos a mis merecimientos serán claridad para ellos también. Yo dije: “Ustedes son la luz del mundo” a quienes inundo con la luz especial de mi gracia. Tú, ustedes, tendrán que expandir claridad sobre las manchas oscuras de la tierra, que están bajo la sombra del pecado, para que mi claridad divina atraiga al verdadero camino a las almas que andan a tientas en la sombra del pecado y de la muerte” (DE 17-12-1965). Son palabras de Jesús a Isabel Kindelmann. Pareciera imposible la victoria de la Luz frente a las poderosas y densas tinieblas que cada día envuelven más y más a la humanidad. 

Los servidores de Satanás van tomando el control del mundo. Los gobiernos se pliegan a sus exigencias. El aborto se va imponiendo como un derecho. Las perversiones sexuales igualmente. Las drogas van ganando día a día más adeptos. Las libertades de la persona van cayendo una a una. Pronto seremos esclavos de una poderosa minoría que no tiene al Dios verdadero en su corazón, sino al “dios dinero”, “al dios poder”, al “dios placer”. La gracia de la Llama de Amor es un llamado a la Iglesia para que reaccione y sea para el mundo entero la “ciudad edificada sobre la cima de un monte” (Mt 5,14-15). El Diario Espiritual llama a los padres de familia a iniciar una “recia conversión” del corazón para que sus familias puedan convertirse en un “santuario” . No pueden darse hijos santos si los padres de familia no lo son. Toda conversión exige mucho dolor porque Jesucristo nos exige que abandonemos la falsa felicidad que da el pecado para “tomar la cruz”. 

El mensaje del Diario de Isabel Kindelmann es tan fuerte que muchos experimentan repulsión cuando se ven confrontados con el mensaje de la cruz. Se trata de dejar de lado al pecado. Esto exige gran sufrimiento. Muchos padres y madres de familia viven en pecado mortal. ¿Cómo pueden ser luz para sus hijos e hijas? Aquí está la raíz del mal. Necesitan sobrepasar la “ceguera espiritual” que los envuelve para tomar la firme decisión de seguir a Jesucristo. El punto de partida es el propósito eficaz de recibir el Sacramento del matrimonio y vivirlo. Infinidad de parejas están unidas fuera del Sacramento. Viven en concubinato o en matrimonio civil. Otras muchas, casadas por el Sacramento, viven como si no lo hubieran recibido. Lógicamente aquí no hay gracia de Dios. En esas familias la raíz está “podrida”. Quien reina en su interior es “Satanás”. “Satanás con fuerza rabiosa quiere destrozar las familias” dice la Virgen (DE 18-10-1962). Esto es lo primero que el Demonio ataca entre los católicos: el Sacramento, porque sin las gracias que de él brotan, es imposible construir una familia según Cristo.

La conversión de la familia inicia cuando los padres asumen con seriedad la responsabilidad de vivir el Sacramento del matrimonio. El ataque va a la inteligencia: la incapacidad de comprender que el dueño de la vida es el Creador y que Él es quien pone las reglas. El segundo ataque va al corazón: la perversión de la sexualidad. La búsqueda del placer en sí mismo separándolo de las responsabilidades de la procreación. En el corazón de la familia habita entonces el pecado de la lujuria que destruye la relación de amor entre el hombre y la mujer para convertirla en una búsqueda egoísta del placer. Ya no es Jesucristo el centro de la familia sino la voluntad egoísta de los cónyuges. Se trata de familias fundadas completamente sobre la debilidad humana, fuera de la gracia. Terminan destruyéndose porque no tienen el auxilio divino. La gracia de la Llama de Amor comienza por restaurar la familia poniendo entre el hombre y la mujer la fuerza de la Cruz de Cristo. De la Cruz brota el poder sobrenatural que hace que los cónyuges puedan sobrepasar todas las asechanzas del maligno contra su familia.

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