EL MUNDO QUE NO VEMOS Y QUE CASI NO CONOCEMOS

Uno de los grandes méritos de la gracia de la Llama de Amor es abrir nuestros ojos hacia el “mundo invisible” que nos rodea, en el cual vivimos y que casi no conocemos ni comprendemos. Físicamente estamos rodeados por elementos químicos en estado gaseoso. Vivimos inmersos en ese mundo invisible. Respiramos oxígeno, pero no lo podemos ver ni tocar. Además del oxígeno hay otros elementos, unos positivos, otros venenosos. Nuestro organismo detecta algunos pero otros no. Evitamos el aire viciado por olores nauseabundos y nos apartamos; buscamos el aire puro, oxigenado,  para tener una vida saludable.  Hay unos gases venenosos que no logramos detectar. Si los inhalamos, morimos sin darnos cuenta. Usamos máscaras protectoras, ponemos sensores para detectarlos y defendernos.  Las poblaciones que viven cerca de las fábricas que expelen gases venenosos experimentan una disminución notable en su calidad de vida.Es de vital importancia respirar aire puro. Cuando las condiciones atmosféricas varían esos elementos gaseosos se pueden convertir en tremendas amenazas contra nuestras vidas y nuestros bienes materiales.

Los huracanes destruyen todo a su paso. Nos pueden dar la muerte. También existe un mundo espiritual que nos rodea como el aire, que no podemos ver ni tocar, pero que influye sobre nosotros de manera positiva y también puede hacerlo de manera negativa.Lo experimentamos pero casi no lo conocemos ni comprendemos. Este mundo, invisible para nuestros ojos materiales, está integrado por seres pensantes, inteligentes, que pueden vernos y oírnos. Nosotros no los podemos ver, pero sí podemos discernir en cierto grado su presencia. Ellos pueden actuar sobre la materia: tocarla, moverla. Más aún tienen capacidad para sugestionar nuestra inteligencia, memoria, fantasía y otras facultades. Son capaces de presionar las facultades de los seres humanos para forzarnos a hacer su voluntad.  Como son inmateriales pueden “meterse” dentro de nuestro cuerpo y actuar sobre él; pueden “vivir” dentro de nosotros sin que nos demos cuenta. 

A esos seres los llamamos “espíritus”. No están sometidos a los problemas materiales que tenemos los humanos. Para ellos no hay distancias, no hay tiempo, no se fatigan, no necesitan alimentarse, no se enferman, no duermen. Sus condiciones de existencia son muy diferentes, propias de su naturaleza espiritual. Las enseñanzas de la biblia nos ayudan en buena parte a conocer ese mundo. Dios nos revela que Él creó a esos seres inteligentes, maravillosos, magníficos, bellos, llenos de fuerza y de majestad con un propósito: que le rindieran amor y gloria. Como Dios no quiere que lo sirvamos “a la fuerza” sino que desea que lo amemos con libertad, les puso una prueba. Una parte de esos “ángeles” no quiso servir a Dios. Rechazaron el querer de Dios. Se llenaron de soberbia y de ingratitud y no aceptaron el amor que el Creador les ofrecía. Se precipitaron consciente y voluntariamente en el odio a Dios.

La Biblia los llama demonios. Los ángeles que fueron fieles al Señor son los espíritus buenos y los que rechazaron la voluntad de Dios son los espíritus malos o demonios.  Como nosotros somos imágenes de Dios y estamos destinados a tomar los puestos que el Creador había destinado para los espíritus que se volvieron malos, éstos nos odian a muerte. Tienen un sólo objetivo: impedir que amemos a Dios con perfección y que lleguemos después de nuestra muerte al Cielo. Tenemos pues en el mundo invisible dos primeros grande integrantes: los ángeles y los demonios. Los ángeles nos aman y nos ayudan. Los demonios nos odian y nos hacen daño. Hay un tercer elemento con el que debemos contar: Son las almas de los humanos difuntos. Al morir, el alma, que es espíritu se separa del cuerpo. Queda en un estado pasajero “anormal”. Está separada de su cuerpo  y no puede actuar con su propio cuerpo. 

Si al morir está libre de pecado, va al Cielo. Si está manchada tiene que someterse a la purificación: el purgatorio. Una vez purificadas las almas “entran en el Cielo”. Muchas almas que no han sido purificadas andan “vagando” en la oscuridad y tratan de estar en contacto con los seres humanos para aliviar sus sufrimientos.  Este mundo de las almas de los difuntos es muy complicado y nos podemos confundir ya que los demonios en cierto grado tienen influencia sobre las almas que han muerto con graves pecados y sin un arrepentimiento perfecto. Los espíritus malignos se pueden hacer pasar por almas, o se pueden servir de ellas para afectarnos. Un cuarto elemento que debemos tener en cuenta es misterioso: la acción de los servidores de Satanás (los brujos o maleficieros) que reciben “poderes” de parte del Demonio y nos pueden perjudicar gravemente. De estos elementos iremos hablando en los artículos futuros para ir clarificando, en la medida de lo posible la acción de la Llama de Amor en el interior de nuestros hogares.

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Un comentario

  • Juan Carlos acevedo jimenez

    Hace unos 3 años llego a mi vida y familia la Llama de Amor y no imaginan el cambio radical que a llegado ocurrir en mi vida

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