¡Hay que cambiar el corazón!

Debemos tener en cuenta que cada familia es diferente y no todas están en condiciones de hacer INMEDIATAMENTE una consagración a los sagrados corazones de Jesús y María. Hay familias en las que todos comprenden y aceptan entrar en este proceso de cambiar el corazón. En otras hay oposición de algún miembro. Sea uno de los cónyuges, sea alguno de los hijos, o todos. Se dan casos en los que la consagración exigirá andar un largo camino: porque hay obstáculos muy graves que se deben superar: por ejemplo los padres están juntados o en adulterio. El hecho es que la consagración implica en ella misma un proceso personalizado de preparación más o menos largo.

Los miembros del Movimiento de la Llama de Amor deben capacitarse para ser como ”maestros” o “tutores” que acompañen a aquellas personas que han realizado el traspaso de la Llama de Amor. No nos podemos sentirnos satisfechos por el hecho de que hayamos entregado esta nueva gracia a uno o a muchos. El objetivo es, en la medida de lo posible, llegar a familias enteras. Allí está el trabajo misionero. Está bien que hagamos cenáculos integrados por diversas personas de distintas familias, pero hay que ir más allá: a las familias de cada uno de los participantes para invitarlas a consagrarse acogiendo la gracia de la Llama de Amor.

En este arduo trabajo nos asiste la promesa de María: “Yo les ayudaré de una manera casi milagrosa y mi ayuda va a ser continua. ¡Confíen en Mí! ¡Actúen urgentemente! No posterguen mi causa para otro día! Satanás tampoco mira con los brazos cruzados, hace esfuerzos ingentes. Siente que ya se enciende mi Llama de Amor. Eso provocó su terrible furia. …Algo parecido a esto no ha existido todavía. Este es el mayor milagro mío que ahora hago con ustedes…Mi Llama de Amor se quiere derramar sobre ustedes con toda su fuerza…es tan grande que no puedo retenerla por más tiempo dentro de Mí. Con fuerza explosiva salta hacia ustedes” (p 120)

¿Cuál es el motivo de la ira de Satanás ante la gracia de la Llama de Amor? Que el fruto de esta gracia es el cambio milagroso de los corazones: la conversión del corazón, el abandono del pecado, el rechazo del reino de las tinieblas, el compromiso de la familia para vivir una vida de intensa santidad. Isabel nos dice que la “Llama de Amor de la Santísima Virgen…va a tambalear los poderes del infierno” (p 161).

Por desgracia en la sociedad de hoy lo que cuenta es lo externo, el “cambio de estructuras”. Piensan que para transformar el mundo hay que cambiar todas las estructuras: económicas, políticas, educativas, sociales, etc. De ese cambio vendría la paz, la prosperidad, la felicidad. Esa es la mercancía que nos han vendido y siguen vendiendo en las universidades, en los partidos políticos, en las organizaciones de todo tipo: cambio de lo externo. El fracaso de las ideologías y de la “ciencia” para dar felicidad al hombre ha sido retumbante. El hombre es hoy más infeliz que antes. El Evangelio nos dice otra cosa: HAY QUE CAMBIAR EL CORAZÓN para que cambien las relaciones entre los seres humanos. Ese es el programa de la Llama de Amor: cambiar de corazón con la ayuda extraordinaria de la Virgen María. Ella dice: “Quiero que así como conocen mi Nombre en el mundo, conozcan también la Llama de Amor de Mi Corazón que hace milagros en lo profundo de los corazones” (p120).

La raíz de la infelicidad del hombre está en un corazón esclavo del pecado, es decir de los espíritus malignos. En este terreno del combate contra las tinieblas no valen las estrategias psicológicas. El Demonio es más astuto y poderoso que nosotros. No podemos enfrentarnos con nuestras propias fuerzas y habilidades. Aquí sólo nos queda “esperar ese milagro y contribuir activamente para que se dé”. Cada bautizado está llamado a vivir su bautismo en familia emprendiendo el combate espiritual contra los enemigos del alma (mundo-demonio-carne) con la ayuda de ese “nuevo instrumento” que la Virgen María pone en nuestras manos. Esto parece una ingenuidad descomunal. Eso es el Evangelio: una descomunal ingenuidad.

No todo está dicho en el Diario de Isabel Kindelmann. Es necesario estudiar la doctrina de la Iglesia sobre la acción del mundo de las tinieblas. La Palabra de Dios, el Catecismo Católico, los teólogos, las enseñanzas de los papas y de los obispos, la vida de los santos nos enseñarán todo lo que necesitamos para situarnos y asumir con sabiduría y responsabilidad la edificación de cada familia católica. “En relación con este milagro no necesitan comenzar a hacer investigaciones. Todo el mundo sentirá su autenticidad en su corazón. Y quien lo ha sentido una vez, lo comunicará a otros, porque mi gracia actuará en él. No necesita ser autentificado en cada alma para que conozcan la efusión de gracia de mi Llama de Amor”(p 120). Las gracias se obtienen pidiéndolas. Entonces si no comprendemos la gracia de la Llama de Amor, pidamos al Espíritu Santo que nos dé Sabiduría para entenderla y aceptarla.

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