QUE NUESTROS LABIOS SUPLIQUEN JUNTOS AL ETERNO PADRE PARA ALCANZAR MISERICORDIA PARA TODA LA HUMANIDAD.

En la oración Jesús nos ha ido llevando desde lo externo, los pies, hasta lo más profundo: la mirada. Ahora nos lleva a lo más sublime. Que nuestros labios supliquen juntos. La súplica es la oración más sentida del hombre pecador. Es el reconocimiento de nuestra propia nada, impotencia y pecado. Brota desde lo más íntimo, el corazón, y se expresa al exterior por los labios. Éstos nos ayudan a hablar de manera clara e inteligible. Sin labios solamente emitimos sonidos guturales. Ellos modelan la palabra, la expresan con sus distintos matices. Y sobre todo simbolizan y nos llevan a la más grande unidad: el beso. El Cantar de los cantares dice “por sus labios corre miel” (5,13)” Son tus labios un panal, amada mía; de tu lengua brotan leche y miel” (4,11) para indicarnos el amor de Yahweh por su criatura Israel. El matrimonio espiritual entre Dios y nosotros. En la tragedia amorosa del profeta Oseas el perdón por la esposa infiel se traduce en el beso.

Los labios de Cristo y nuestros labios se unen para alcanzar misericordia para toda la humanidad. Yahweh ama tanto al pecador que lo perdona entregando a su propio Hijo a la muerte para que el hombre tenga Vida Eterna. La Llama de Amor simboliza el fuego que arde en el Corazón de Dios y en el nuestro propio: el Espíritu Santo. El alma de la Llama de Amor es el Espíritu Santo porque Jesús es la Llama de Amor. Cuando revela su Corazón a Santa Margarita María se lo hace ver como una Llama de Fuego. Jesús toma el Corazón de Margarita y lo deposita en el Suyo. Al sacarlo se ha convertido en una peqeñísima llama que el Señor le deposita en el pecho. Todo el resto de su vida Santa Margarita experimentará en su costado un delicioso fuego devorador que la hará arder místicamente. En esta cumbre el demonio no tiene nada que hacer, está ciego. Por eso dice Jesús que esta oración “que nuestros pies vayan juntos…” ciega a Satanás. El camino para vencerlo es crecer tanto en el amor a Dios que el demonio quede impotente.

Esa es la llamada que Dios está haciendo al mundo por medio de la Virgen María: que la Humanidad, en vez de estar envuelta en las bagatelas del demonio, se vuelva hacia lo verdaderamente esencial e importante: el Amar a Dios. Caminar hacia Dios es la solución para un mundo que se está volviendo cada día más demente. Cuando los que ejercen el “poder” (a cualquier nivel que sea) están alejados de Dios, conducen a la humanidad al desastre. ¡Basta recordar el pasado!

La solución del problema mundial está en las familias. La familia que está sanada espiritualmente da a luz hijos sanos y con sólidos criterios. La familia débil está a merced de los políticos sin escrúpulos; se sirven de ellas para lograr sus objetivos porque sus miembros han sido formados sin los criterios fortísimos que da la virtud de la Fe. Son las familias las que deberían elegir a los mejores gobernantes. Cuando las familias están enfermas espiritualmente eligen a los peores dirigentes. Son las familias las que forman el corazón de los hijos. Si las familias se convierten e imploran de Dios la misericordia, el Señor actuará salvando a la humanidad de la soberbia humana.

El hombre tiene que reconocer, lo quiera o no, por las buenas o por las malas, la Soberanía del Creador. Dios es el Señor y el hombre no es más que una simple criatura. Yahweh es celoso de su gloria. A lo largo de la Biblia tenemos muchos ejemplos de la intervención divina que corrige la soberbia del hombre que no quiere aceptar su condición dependiente de criatura. El Diluvio es una gran enseñanza. El hombre no puede expulsar a Dios de su propia creación y de la sociedad. Es una locura fruto de la soberbia demente. El hombre no puede suplantarlo. Necesariamente tiene que doblar las rodillas ante su Señor. Las apariciones de Fátima han hablado de las dos guerras mundiales como de “un castigo enviado por Dios a la humanidad a causa de sus pecados”.

Para alcanzar misericordia la humanidad tiene un camino: suplicarla, pedirla con insistencia, y “convertirse a su Creador”. Lo peor que nos puede pasar es que Dios deje al hombre soberbio a sus propias fuerzas. Dios ha dado la respuesta en Cristo crucificado y resucitado. “¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!” El poder del hombre sobre Dios está en la súplica. El poder de la humanidad sobre el demonio está en la oracion intensa de las familias. Un fósforo no ilumina casi nada, pero millones y millones de cirios encendidos son capaces de iluminar la tierra. ¿Cómo inician los gigantescos incendios que han arrasado a millones de hectáreas? Por una pequeña chispa.

El programa de la Virgen María por medio de su Llama de Amor es cegar a Satanás en cada hogar y transformar las familias en verdaderos “Santuarios” en los que Cristo Jesús reine. Para que ese programa tenga éxito es necesario que lo conozcamos, lo estudiemos, lo comprendamos y lo llevemos humildemente a la práctica. Dios no necesita de nuestra fuerza para salvarnos, pero sí necesita de nuestro amor.

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