CARTA No.223: Jeny, de California, dice:

“Ud. habla de las familias fundadas en Cristo y de las familias fundadas en la “carne”. ¿Podría explicarme lo que esto significa?

Respuesta: La palabra “carne” en los escritos del Nuevo Testamento significa aquellas tendencias que sentimos o experimentamos dentro de nosotros mismos y que nos impulsan a apartarnos de la voluntad de Dios. El pecado original tuvo como una de sus consecuencias romper en el ser humano el equilibrio interior, el dominio del hombre sobre sus pasiones. San Pablo dice que él personalmente experimenta dentro de sí dos fuerzas: la del pecado que lo arrastra hacia el mal, y la del Espíritu Santo que lo impulsa a hacer el bien. Siente una división en su interior. Él quiere hacer el bien, pero por sus propias fuerzas no puede. No quiere hacer el mal, pero siente una fuerza que lo arrastra a hacerlo. Antes de conocer a Jesucristo esas fuerzas del mal lo dominaban y llevaban a hacer cosas opuestas a la Ley de Dios. Cuando conoció a Jesucristo recibió la fuerza del Espíritu Santo que le ayudó a producir los frutos de la santidad cristiana. San Pablo nos explica que cuando conocemos a Cristo recibimos la gracia de Dios para rechazar las apetencias de la carne. ¿Cuáles son los frutos de la carne? “las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, ambición, divisiones, disensiones, rivalidades, borracheras, comilonas y cosas semejantes”(Gl 5:19–21).

Estas obras producen la muerte eterna. Una persona, o una familia fundada en Cristo es la que vive conscientemente unida a Jesús y busca producir en ella los frutos del Espíritu Santo: “caridad, gozo, paz, paciencia, loganimidad, bondad, mansedumbre, fe, fidelidad, modestia, continencia y castidad” (Gál 5,22-24). ¿Cuáles son las familias fundadas en Cristo? Aquellas que se empeñan en someterse a Jesucristo reconociéndolo como dueño y Señor de sus vidas. Estas familias están fundadas sobre el sacramento del matrimonio recibido de manera consciente. Están empeñadas en rechazar las obras de las tinieblas. Los progenitores asumen con gran responsabilidad el pastoreo espiritual de sus hijos instruyéndolos en el seguimiento de Cristo. Viven su fe en comunión con la Iglesia Universal a través de la inserción en la vida parroquial. El punto básico en estas familias es el combate espiritual contra la acción de Satanás. ¿Cuáles son las familias fundadas en la carne?

Aquellas en las que los progenitores en primer lugar y los hijos consecuentemente no han tenido un encuentro vivo con Jesucristo. Los esposos no se han sometido a Jesucristo. Su relación íntima está fundada sobre su propia voluntad y no sobre el sacramento. Los padres no ejercen el pastoreo sobre sus hijos de acuerdo a la doctrina católica sino que los dejan sin guía, a merced de sus propias inclinaciones. La consecuencia de este libertinaje se traduce en las obras de la carne antes mencionadas. El mensaje de la Virgen a la Iglesia es que todas las familias católicas deben tomar conciencia del combate espiritual contra las obras de la carne impulsadas por el príncipe de este mundo. El instrumento de la Llama de Amor da a las familias la gracia para cegar a Satanás que es el instigador de las obras de la carne. Ese combate contra la carne y la sangre dura toda la vida en el interior de los hogares porque las asechanzas diabólicas son permanentes. La santidad Cristiana es producto de la fidelidad al Señorío de Jesús y es confirmada en cada familia por los frutos del Espíritu Santo.

Comparte la Llama de Amor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *