CARTA No.48: ¿Por qué es pecado jugar la uija?

Jorge, de Managua, Nicaragua pregunta: ¿Por qué es pecado jugar la uija?

Respuesta: Para responder basta ir a las Sagradas Escrituras. Son numerosos los textos en los que Dios condena la
invocación de los muertos. Deuteronomio 18, 10-12 dice “No ha de haber dentro de ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, que practique la adivinación, la astrología, la hechicería o la magia, ningún encantador, ni quien consulte espectros o adivinos, ni evocador de muertos. Porque todo el que hace estas cosas es una abominación para Yahvé tu Dios…” Ver también Lev 19,31; 20,27; 1 Sam 28,4-20; Is 8,19, etc. La uija es un instrumento por medio del cual se invocan las almas de los muertos. Consiste esencialmente en un tablero que tiene el alfabeto escrito en la parte superior en forma de arco. Por medio de un objeto plano en forma de triángulo, o por un vaso de vidrio, se pretende que el espíritu evocado vaya señalando las letras hasta responder a las preguntas que se le hacen. Es pues un instrumento para adivinar, sea el pasado, sea el futuro, sirviéndose de los muertos.

Se trata de algo terminantemente prohibido por la Ley de Dios. ¿La razón? Es un acto de culto a los demonios a los que se recurre para obtener beneficios de cualquier tipo. Se trata de una materia de pecado grave y quien practique la uija sea como un “juego” sea “en serio”, si está consciente de la gravedad del caso y lo hace libremente, comete un pecado mortal.
El afán de lucro ha impulsado la producción en masa de los tableros de uija para venderlos al público como un juego divertido. Especialmente se pretende que los niños desde su más tierna infancia, “jueguen” a la uija e invoquen a sus ancestros difuntos para hablar con ellos. Los padres de familia han de estar alerta para instruir a sus hijos sobre la gravedad y malicia de este “juego” y explicarles que cuando se meten en este terreno del espiritismo quedarán inexorablemente afectados por los espíritus malignos. Las consecuencias del juego de la uija son muy variadas. Una de ellas, y la más grave, es la posibilidad de quedar posesos por los demonios. Cuando se invoca a los muertos vienen espíritus malignos a habitar en la casa en donde se hace la invocación. El lugar queda “infestado” por presencias maléficas que poco a poco van influyendo de diversas maneras sobre los habitantes.

En muchas ocasiones, haciendo oraciones de liberación, han aparecido almas que me han dicho: “estoy entrampado en esa casa, me invocaron jugando la uija”. Los demonios pueden presentarse como si fueran “las almas” invocadas y engañar con sus respuestas a los incautos que los llaman. La consecuencia más grave es el pecado mortal, la pérdida de la gracia santificante, la ofensa grave al Señor y Creador. Quienes “juegan la uija” de forma habitual viven en estado de pecado mortal y pecan gravemente cuando seducen a otras personas para que participen en el juego. Una segunda consecuencia de extrema gravedad es la “pérdida de la Fe”, el enfriamiento del corazón hacia Dios, el rechazo gradual hacia las cosas santas, e hundimiento en otras expresiones afines al espiritismo tales como la magia, hechicería, adivinación a través de las líneas de la mano, de las cartas, etc. Otras consecuencias muy graves son las afectaciones psíquicas que se dan: angustia, miedo, temor, desesperación, irritabilidad, pleitos vicios, visiones, apariciones nocturnas, vejaciones, etc. en quienes practican este “juego”. Quienes no tienen la Fe consideran que en el juego de la uija lo que intervienen son las fuerzas psíquicas y una gran dosis de fantasía.

No dejan de tener razón en buena parte. Sin embargo lo que importa no es lo físico, sino la intención que está detrás del intento de comunicarse con los muertos. No es necesario el tablero para hacer espiritismo. Basta invocar a los muertos de manera oral o mental con la intención de estableceder comunicación y servirse de ellos para obtener beneficios. No es lo mismo invocar a los muertos que invocar a los Santos. Cuando oramos a los santos o por las benditas ánimas del purgatorio lo hacemos para dar gloria a Dios y según las enseñanzas de la Escritura y de la Iglesia. Sabemos que los Santos están en el Cielo y son nuestros intercesores. El espiritismo bajo múltiples formas ha existido sobre la faz de la tierra desde el pecado de Adán y Eva. Las formas modernas de este pecado se han desarrollado a partir del siglo XIX bajo el impulso de numerosos esotéricos y miembros de las logias masónicas y sociedades ocultistas. Un padre de familia católico debe sacar de su casa cualquier objeto que tenga relación con el espiritismo e invocación de los muertos. La Llama de Amor nos lleva a convertir nuestro hogar en un lugar de santidad. Estas prácticas supersticiosas manchan, contaminan, ensucian el hogar favoreciendo la presencia de los espíritus malignos.

Comparte la Llama de Amor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *