EL PODER DEL ROSARIO

¿Quién es  mi madre y mis hermanos?  «Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»  (Mr 3: 34 – 35). El Señor Dios nos ha creado para que formáramos su familia. Por ese motivo Jesús nos llama “mi hermano, mi hermana y mi Madre”. El pecado rompió esta relación de amor entre Dios y los hombres. La consecuencia de la rebeldía de Adán y Eva contra la voluntad de Dios fue la muerte, la división entre los seres humanos. Caín mató a Abel y de generación en generación la violencia entre los hijos de Dios se estableció como una terrible maldición. Lamec es el símbolo de la opresión del hombre contra la mujer que penetró en el interior del hogar corrompiendo la relación de amor querida por Dios. (Gn 4,23-24). La raíz última y profunda de la destrucción del amor entre los seres humanos es Satanás.  

Jesús ha venido a deshacer las obras del Diablo rehaciendo la relación de Dios con los hombres. Al hacer la voluntad de Dios en el interior de la familia se restablece la fraternidad: “quien cumpla la voluntad de Dios ese es mi hermano…”. En el Diario Espiritual la Virgen nos habla del odio infernal que amenaza con devastar la humanidad. El designio de Satanás es llevar a los hombres a la muerte por medio del odio que inocula en los corazones. La Virgen va a abatir  ese odio satánico con su Llama de Amor. Las familias se dividen y desmoronan por la acción diabólica en el interior de los corazones. De allí lleva adelante la destrucción de toda la humanidad por medio de las guerras. El pecado en todas sus formas es la causa de la demolición  de la familia en el plan de Dios. La Llama de Amor nos lleva a la renuncia total al pecado por la restauración del amor a Dios en el corazón de hogar. 

El Inmaculado Corazón de María, tal como Ella lo profetiza en Fátima y en otras apariciones, triunfará sobre Satanás. Con el instrumento privilegiado de los últimos tiempos “el efecto de Gracia de su Llama de Amor” Nuestra Señora llevará al interior de las familias el amor a Jesucristo. Cuando la Madre de Jesús solicita el rezo diario del Santo Rosario en familia no está pidiendo una devoción de orden secundario, sino de capital importancia. “Mi Madre y mis hermanos son estos que hacen la voluntad de Dios” ¿ Y cuál es la voluntad de Dios? Que creamos en su Hijo Jesucristo. ¿Qué es el Rosario? Es la contemplación de la vida, pasión, muerte, resurrección y ascensión de Cristo a los Cielos. De la diaria catequesis viene el afianzamiento de la Fe. En la medida en que conocemos el Evangelio, la Palabra de Dios, nuestra Fe se vuelve operante y transformante de nuestra propia vida y de la vida de los demás. 

Para que se restablezca en el corazón de las familias católicas el sentido primigenio del Plan de Dios es indispensable que se rece el Santo Rosario todos los días en los hogares. Este rezo ha de renovarse y llevarlo a su plenitud de sentido. No basta rezarlo con los labios  y en carrera como un compromiso que se cumple para quedar liberado de una obligación piadosa. Recitar el rosario con la boca es solamente una parte. La finalidad de esta devoción trascendental es la “contemplación”, es decir la visualización y meditación de cada uno de los misterios de la vida de Jesús. Cuando estudiamos el Diario Espiritual vemos que Jesús pide que lo amemos y que establezcamos  con Él y su Madre una relación de amorosa intimidad. Para ayudarnos en este perfeccionamiento del Instrumento por excelencia del apostolado Mariano, la Virgen obtiene del Padre Celestial por medio de las Llaga de su Hijo, el “Efecto de Gracia”. 

La familia, cada familia, se convertirá en un Santuario tal como lo pide María Santísima, cuando los padres de familia comprendan que es un deber grandísimo e inalienable la oración diaria en familia. Que la mejor oración en familia, por encima de todas las otras devociones, es el rezo contemplativo del Santo Rosario. Cuando la iglesia recibe la Llama de Amor el rosario se potencia, no sólo como devoción importantísima, sino como el arma de combate espiritual de los últimos tiempos. El principal fruto práctico de la Devoción a la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María es la oración diaria en familia con la celebración del Santo Rosario que lleve inserta la jaculatoria “derrama el efecto de gracia sobre toda la humanidad. Esta jaculatoria irá infaliblemente cegando la acción Satánica en las mentes, corazones, cuerpos y almas de los miembros del hogar. Santificará los lugares donde habite la familia; los protegerá como el mejor de los sacramentales. Como la mejor arma para el combate espiritual contra los espíritus malignos.

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Un comentario

  • Muchas gracias padre Sergio.
    A veces pareciera que todo se opone a la meditación del Santo Rosario en familia.
    Puedo entender quien es en realidad quien se opone y porque es.
    De gran luz sus palabras.

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