LAS FAMILIAS DESTROZADAS

Le dice Jesús a Isabel: “Tú  también eres madre de familia, conoces muchas formas de la desintegración de las familias….Oh las familias destrozadas, ¡cuántos pecados acarrean en contra de Mí! ¡Repara y sufre por ellas!” Sabes, Satanás con fuerza rabiosa quiere destrozar las familias (DE 18-10-1962). María Santísima le habla : “Mi amor que se derrama, hará explotar el odio satánico que contamina el mundo, a fin de que el mayor número de almas se liben de la condenación” (DE 19-10-1962). El principal trabajo de la acción diabólica es la destrucción del amor en todos los niveles de la existencia humana. El Demonio es odio. Él solamente puede sembrar lo contrario del amor. La destrucción de la humanidad es su obsesión. Satanás odia a Dios, odia a Jesucristo, odia a la Virgen María, odia a los ángeles buenos, odia a los santos, odia a todos los seres humanos, odia de manera visceral a la “mujer y especialmente odia a las familias asentadas sobre el Sacramento del Matrimonio». 

En las familias odia especialmente a los niños y busca por todos los medios herirlos desde la más tierna infancia: ya desde el seno materno. Los demonios quieren que las plantas desde su nacimiento salgan contaminadas. Afanosamente inspira a sus servidores numerosos medios para corromper la mente y el corazón de los niños, adolescentes y jóvenes. Por eso la abundancia de videojuegos en los que se exalta el odio, la violencia, la pornografía, la muerte, el satanismo. Se está expandiendo en las escuelas de ciertos países, especialmente los Estados Unidos, material educativo en el que se presenta a los demonios como amigos y se incita a los niños a entrar en grupos que rinden culto a Satanás, Lucifer, Bafomet, Leviatán, etc. Los esposos deben abrir los ojos y comprender que son llamados a formar familias que sean “testigos ardientes” de Jesucristo. Estamos en los últimos tiempos. 

El Apocalipsis nos presenta este grande y terrible combate entre el infierno y la Iglesia. Por eso el Demonio tiene especial interés en desbaratar los hogares. Cada familia fundada en Cristo es un misterio espiritual que hace presente a la Iglesia “porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza de su iglesia, y también su Salvador” (Ef 5:23–24). No debemos extrañarnos de que se estén inventando y promoviendo intensamente “ideologías” y “movimientos” a cual más descabellados (feminismo, lesbianismo, orgullo gay, exaltación de la homosexualiad, cambios de sexo para los niños, transexualismo, libertad para la pedofilia, ..etc.). Todo esto va orientado a la destrucción de la familia. Vemos que en el Diario Espiritual se presenta a Satanás tal como él es. Enemigo de Dios y del hombre. Se orienta a los bautizados a formar un ejército que enfrente con las armas de Cristo el plan satánico para destruir la Iglesia. 

El llamado que hacen Jesús y María nos exige “abrir los ojos” y “comprender la gravedad de la situación”. Cada padre y madre de familia debe luchar por sus hijos para que no sean atrapados en la vorágine descristianizadora que los está arrebatando. Los niños se están perdiendo porque en los hogares donde nacen no se les enseña a conocer y amar a Jesucristo. El Demonio está entrando sigilosamente en las familias para pervertir la inteligencia de los adolescentes y dejarlos totalmente confundidos en su pensamiento. Si lo padres no defienden a sus hijos  de los lobos vestidos con piel de oveja ¿quién los defenderá? La Llama de Amor es una Devoción de combate que nos obliga a tomar las armas que Dios nos da para luchar por nuestras almas y la de nuestros hijos. Infinidad de padres de familia están indolentes ante el fuego que está destruyendo su propia casa porque no toman conciencia de la gravedad del momento. 

En el Diario Espiritual Jesús y María nos ponen frente a la principal responsabilidad: la salvación de la propia alma y la de los hijos. La palabra de Jesús es tremendamente válida: ¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?  Hoy cantidad  madres confundidas se ausentan de la casa para perseguir la quimera de la “realización de la mujer” fuera del hogar, mientras tanto los hijos quedan a merced de las redes sociales sin ninguna guía que les pueda proteger y ayudar en las dificultades y dudas de la adolescencia. La Iglesia, la sociedad y el mundo entero necesitan una revolución, no la marxista, sino la de la Llama de Amor. Si caemos en cuenta lo que propone el Diario Espiritual es una auténtica revolución que transforme este mundo desde la raíz. Los cristianos somos los únicos que podemos dar al mundo la solución a sus problemas: Jesucristo.

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