IMPORTANCIA DE LA ORACIÓN POR LOS DIFUNTOS DE NUESTRA FAMILIA

Queridos padres de familia: Siguiendo el tema anterior quiero hablarles hoy de la gran influencia que tanto nuestras buenas obras como nuestros pecados tienen sobre nuestros descendientes y cuánto nuestras oraciones y sacrificios benefician a los difuntos de nuestra propia familia.  Los que pertenecemos a la  generación actual también estamos ligados a los ancestros y recibimos de ellos tanto bendiciones como afectaciones negativas. Las sagradas escrituras en diversos pasajes tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo enseñan que los pecados de los antepasados y los propios son causa de los castigos de Dios sobre Israel (Lv 26,39; Jdt 7,28; Sal 79,8; Tob 3,3; Mt 22,32; 1Tes 2,16; He 15,10,etc). Igualmente a aquellos que creen en Dios y lo aman el Señor les promete que bendecirá a sus descendientes de generación en generación (Ex 20,6;Dt 7,9;Dt 28,8…).  

Es el caso de Abraham en quien serán benditos todos los pueblos. Tanto el bien como el mal tienen influencia sobre el mundo entero. Son como realidades en permanente acción sobre el mundo y sobre cada familia. En el Diario Espiritual encontramos que tanto Jesús como su Madre Santísima nos hablan con mucha frecuencia de ofrecer “reparación” por los pecados del mundo.  Jesús felicita a Isabel por su “continuo arrepentimiento” de sus pecados. “Por tu arrepentimiento me atraes a ti como un imán. Y me atraerá en sí cada alma que haga los mismo” (De 21-7-1964). Le pide que haga muchos sacrificios para reparar los pecados de los demás. Le envía sufrimientos para que, como víctima, los ofrezca por la salvación de los pecadores. “El gran arrepentimiento de tu alma, Isabel, fecunda a las almas. ¿Sabes cómo es tu arrepentimiento? Es como la abeja que recoge miel y vuela de flor en flor. Este es tu arrepentimiento. Y por cuantas almas oras, sobre tantas derramo la abundancia de mi gracia…Con el arrepentimiento de tus pecados mis gracias actúan en las almas” (DE 15-8-1964). 

Es una realidad: Dios es Dios de vivos, no de muertos. Si estamos espiritualmente ligados a todos los seres humanos, los que están vivos y los que ya han “partido”, ¡con cuánta mayor razón estamos ligados a los difuntos de nuestra familia! Jesús y María piden frecuentemente a Isabel que ore con insistencia por las almas del purgatorio, especialmente por las almas abandonadas por las que nadie ora. De manera especial pide oración por las almas de los sacerdotes. En el campo de la oración de liberación con frecuencia se dan fenómenos que nos llevan a comprender que los difuntos de una u otra manera se comunican con nosotros para pedir ayuda. Las almas de nuestros ancestros están en cierto modo con nosotros, en nuestras casas, nos acompañan, con sus oraciones y también con sus súplicas para que oremos por ellas.

El Diario Espiritual nos llama a una gran santidad de vida de modo que evitemos las purificaciones del purgatorio y merezcamos bendiciones para nuestros descendientes. La santidad de vida de los padres de familia santifica a los hijos y a sus descendientes. Igualmente una familia que vive en plenitud la gracia de Dios beneficia con sus oraciones y sacrificios a sus  difuntos que están en el purgatorio. Las almas de aquellos ancestros que han practicado el esoterismo y la magia influyen negativamente sobre sus descendientes. Con mucha frecuencia los males y sufrimientos que se padecen en la familia son causados por estas almas que al no ser auxiliadas reclaman las oraciones que por negligencia u olvido les son negadas. Es indispensable que en cada familia se ofrezcan oraciones, sacrificios, y especialmente la Santa Misa por su eterno descanso. Es un verdadero pecado no orar por los difuntos porque es una falta de caridad. Ellos son los más necesitados de nuestras oraciones.

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