LA AMBICIÓN DE DINERO ES LA PUERTA DE ENTRADA DEL MALIGNO

Queridos padres de familia: Quiero compartirles hoy algunas experiencias que he tenido cuando he orado por familias afectadas por la acción de los espíritus malignos. De manera particular me refiero a la acción de dos demonios: Baal y Mammón. Cada exorcista tiene sus experiencias y éstas con frecuencia son diferentes de las de otros. Las explicaciones que les doy ahora no tienen más valor que la de mi experiencia personal. Por eso cuando Uds. lean las enseñanzas de otros exorcistas no se extrañen de que sean diferentes de las mías. A la raíz de los sufrimientos de muchas personas afectadas por los espíritus malignos he encontrado los pecados de sus antepasados. Cantidad de veces al preguntarle al Demonio: ¿Cómo has entrado? Ellos dicen: sus antepasados hicieron pacto, por dinero. La palabra “pacto” es muy ambigua. En general significa que al visitar a un hechicero y solicitar sus servicios se está haciendo un “arreglo”, es decir un compromiso, un pacto.  Tú me haces un servicio y yo te pago por ese servicio. Hay otros tipos de pacto, cuando se “vende el alma al Diablo” y se llaman pactos de sangre. Mucho folklore y  fantasías rodean este tema.

Cuando se dan los verdaderos pactos con el Demonio se trata de algo mucho más grave que la simple visita a los brujos. En las oraciones de liberación  Baal y Mammón aparecen muy frecuentemente. Son dos demonios que tienen relación con el dinero. Baal da dinero. Mammón se presenta como el demonio del endeudamiento. Estos dos demonios los encuentro en los hombros, en los brazos, en las manos y en los pies y canillas”. Allí los colocan los hechiceros. Los demonios son embusteros, mentirosos, e igualmente sus servidores. El gran pecado que abre la puerta a los demonios en las familias es la falta de amor y confianza en la Divina Providencia. Como no aman a Dios, no creen en Él, en su amor. Como no oran con Fe y perseverancia, no reciben (St 4,2-4). Algunos piensan que invocando a Satanás tendrán dinero o beneficios materiales.  En realidad tanto Baal como Mammón y los demás espíritus malignos asociados son demonios de ruina. Producen ruina espiritual, ruina económica, ruina moral, ruina afectiva, ruina familiar. Solicitar la ayuda de un servidor de Satanás (llámese hechicero, santero, sacerdote vudú, palero, macumbero, espiritista, etc. etc.) es caer en un gran engaño.

En primer lugar se pierde el dinero que cobran, ¡y cobran mucho dinero!  Sobre todo, la gente se retira en pecado mortal y por añadidura con diversas ataduras espirituales, entre ellas la ruina económica. Por entrar en la casa del hechicero aparecen  en los pies cadenas espirituales de ruina que impiden a la persona avanzar en sus proyectos de vida. En las manos los brujos colocan anillos o sellos de fracaso. En los hombros se experimenta un gran peso. En los brazos dolores y en el corazón angustia.  La gente busca dinero porque son ambiciosos. Muy a menudo fracasan en sus negocios porque son malos administradores, malos trabajadores, o  no tienen habilidades naturales para triunfar en los negocios, o peor aún porque despilfarran el dinero en sus vicios.  Entonces se imaginan que yendo a donde el “profesor”, el brujo, y haciendo conjuros y enterrando hechizos les irá bien y colmarán sus deseos. Todo eso es pura tontería. 

Es necesario que haya una verdadera conversión en las personas y en las familias para que la verdadera bendición del Señor llegue a las familias. Es necesario que la idolatría del dinero desaparezca. Esta es la raíz de todos los males. La ambición desmesurada de dinero es a mi manera de ver la puerta de entrada de legiones de espíritus malignos que atormentan la vida de las familias. Para que pueda haber liberación hay que renunciar a Baal y a Mammon.  Hay que sacar de la voluntad la ambición del dinero y del poder económico. Jesucristo debe ser el centro de la vida personal y familiar. Esto no es fácil porque implica cortar con miedos subconscientes, con ataduras, con enredos afectivos y vicios. Seguir a Cristo es tomar la cruz cada día con Fe. De aquí vienen las bendiciones que llevan la paz a las familias. El dinero mal habido siempre es fruto de la acción diabólica y trae como consecuencia  desgracias de todo tipo. La Llama de Amor nos ayuda a quitar la venda que nos ciega los ojos y nos va llevando de la mano en ese despojamiento de las ambiciones terrenales para poner nuestro objetivo en lo único que realmente vale la pena: la recompensa de la Vida Eterna.

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