¿CÓMO PROTEGERNOS DE LAS INVITACIONES DEL MUNDO OCULTO?

Las Sagradas Escrituras y el Catecismo de la Iglesia Católica nos instruyen acerca de la acción de los enemigos espirituales que se oponen a nuestra vocación de Hijos y Amigos de Dios. Por el pecado original nacemos débiles espiritualmente hablando, rodeados de un mundo exterior hostil y de una herencia familiar espiritual, biológica y cultural que nos influye grandísimamente. Dichosos aquellos que nacen en una familia rica en Fe y con una trayectoria de santidad a lo largo de los siglos. Desafortunados aquellos que nacen en una familia alejada de Dios. No podemos echar la culpa a la divina providencia porque el Creador nos dio la libertad y cada uno de nuestros actos trae felicidad o desdicha, tanto para nosotros mismos como para nuestros coetáneos y descendientes. Más allá de cualquier condición aparentemente adversa que nos rodee al nacer, está el amor infinito del Padre Celestial y su divina Justicia.

Nadie podrá reprocharle a Dios que fue injusto al hacer que unos naciesen privilegiados en bienes espirituales y materiales mientras que otros fueron traídos a este mundo en la miseria espiritual y física. El Amor que Dios nos tiene supera todo mal involuntario y respeta la libertad del hombre y sus consecuencias. Dios premiará a cada uno valorando las circunstancias de su propia historia y el amor con que la criatura le responda. Si no hay justicia en esta vida, sí la habrá en la vida futura en la que Dios consolará todas nuestras lágrimas. La primera gran defensa que se nos da es el Bautismo. A través de este grandioso sacramento la familia católica nos injerta en el Cuerpo Místico de Cristo. Somos desde entonces templo vivo de la Trinidad Santísima, llenos del Espíritu Santo. Se realiza la filiación divina.

Somos verdaderos hijos de Dios. Nuestra alma y cuerpo son configurados a Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. Es borrado el pecado original. Nuestra alma vive en gracia y de la gracia de Dios. ¿Qué mejor protección tenemos contra los enemigos de nuestra salvación? Grandemente irresponsables aquellos padres de familia cristianos que retrasan el bautismo de sus hijos por motivos inconsistentes. Peor aún aquellos que se lo niegan. Les hacen un daño inmenso porque los privan de la herencia que por derecho divino les corresponde. El demonio huye de la santidad. Los niños bautizados son santos porque Dios los habita. La estrategia del maligno será llevar a los niños al pecado para debilitar la acción del Espíritu Santo en ellos. Si los padres de familia están conscientes de esto pondrán de su parte todos los medios para ir fortaleciendo la fe de sus niños creando en torno a ellos un ambiente de profundo Amor a Dios

La amistad con Dios inicia desde los primeros años de vida. Los niños bautizados tienen al mejor Maestro: el Espíritu Santo. El ejemplo de padres de familia que aman a Dios, que oran intensamente, que dan el ejemplo de una vida íntima llena de amor y de respeto mutuo, que se esfuerzan por vivir las virtudes cristianas son la mejor protección para la vida espiritual del niño. Los psicólogos dicen que los primeros años son los más importantes para forjar la personalidad del hombre. Igualmente podemos decir que la impronta cristiana se saca de la Fe vivida de los padres de familia. Al llegar a este punto los padres de familia deben estar conscientes de que muchas de las debilidades de su personalidad en el terreno de la Fe y en el terreno moral (vicios como la embriaguez, pecados de lujuria, violencia de carácter, etc.) influyen negativamente en los niños y pueden tener su origen en la acción de los espíritus malignos que los han los han afectado porque les han abierto puertas al ofender gravemente a Dios o son fruto de herencias espirituales que vienen de los ancestros.

Cada ser humano debe discernir la influencia de los espíritus malignos en su propia persona y combatirla por los medios que Dios nos da. La violencia no viene de Jesús, las infidelidades conyugales no vienen del Espíritu Santo. La impiedad hacia Dios, el ateísmo, la frialdad religiosa, no son fruto de la gracia. Cuando los espíritus malignos han afectado a los padres de familia y éstos no luchan para liberarse de su opresión, crean en la familia un ambiente nefasto que hiere a los niños. La Llama de Amor llega a los padres de familia para “revelarles” la acción de los espíritus malignos y para protegerlos en su crecimiento cristiano.

Lo más importante es obtener la gracia de Dios que sana, libera y fortalece de la acción de los enemigos de nuestra santificación. La Virgen nos da el instrumento más sencillo y poderoso para que nos enfrentemos a los habitantes del mundo oscuro. Éstos nos observan y aprovechan los menores resquicios para penetrar en nuestra fortaleza. Tengamos pues en cuenta que la calidad de vida cristiana de los padres de familia es una gran defensa para la vida en gracia de sus hijos. Dios es fiel. A quien lo ama, lo llena de beneficios y lo protege; quien odia a Dios o lo trata con irreverencia se verá empobrecido porque Dios le niega su gracia. La Llama de Amor es un constante recurso al “efecto de gracia” que es nuestro mayor apoyo porque es el mismo Jesucristo.

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Un comentario

  • Siento que Dios no nos niega su gracia sino por el contrario, nosotros, cuando estamos alejados de Dios por el pecado, nos privamos de su gracia, porque Dios es amor y no puede desdecirse de si mismo, la gracia presupone la voluntad del hombre.

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