LA CONTEMPLACIÓN DE LOS MISTERIOS DE LA VIDA DE JESÚS

El Rosario en honor de la Santísima Virgen María tiene por gracia especial  someter a Satanás al poder de Jesucristo. El Credo, el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria al Padre son los elementos perceptibles por el oído cuando se proclaman en voz alta. Aunque son de gran consideración para la recitación del Rosario, sin embargo no son los más importantes. La base de este homenaje de amor a María es la contemplación de los misterios o pasajes de la vida de Cristo.  El centro del Rosario no es la Virgen. ¡Es Jesús! El Credo, el Padre nuestro, el Ave María, el Gloria al Padre, las letanías en honor de María son como el trampolín que impulsa al nadador a sumergirse en lo esencial que es el agua.  

En el caso del Santo Rosario lo más importante es el mismo Jesucristo. Contemplación en la terminología corriente significa mirar, considerar, observar, apreciar algo sin el esfuerzo de la meditación o raciocinio. Las raíces de esta palabra son: “Con” y “templum”, que podríamos traducir “desde el templo levanto mis ojos para ver a Dios”. No es fácil “contemplar” los misterios de la Vida de Jesús mientras se recita el Rosario. Tenemos que hacer un esfuerzo para dominar y dirigir la imaginación que fácilmente puede desviar nuestra mirada hacia otros objetivos.  La recitación del Rosario llega a su perfección cuando al mismo tiempo que vamos diciendo las oraciones de manera verbal, nos centramos en los pasajes de la vida de Cristo propuestos en cada misterio.

 Para eso nos ayudan los textos bíblicos que en breves líneas hacen alusión a los pasajes de la vida de Jesús. Sí podemos servirnos de esa facultad llamada de la “imaginación o de la fantasía” para recrear el ambiente en el que se desarrolló cada misterio. El rezo del Rosario puede convertirse en un momento de aburrimiento del cual los jóvenes y niños huyen, o por el contrario, en un feliz momento de gracia anhelado por todos en la familia.  Jesús está vivo en medio de aquellos que oran invocando su Santo Nombre. Cuando la familia llena de Fe se reúne todos los días para orar el Rosario con los requisitos que pide la Virgen, podemos estar seguros de que obtendremos de manera infalible lo que pedimos y necesitamos. Esa familia será preservada de tantos tropiezos y tentaciones  y se hará merecedora de las gracias íntimas que María Santísima da a sus verdaderos devotos. 

En el caso del mensaje del Inmaculado Corazón de María en la devoción a la Llama de Amor vemos que la contemplación de los misterios de la vida de Jesús conlleva el compromiso del combate espiritual contra Satanás. Es el mismo Padre Celestial quien está más interesado que nosotros mismos en nuestra propia salvación y liberación. La jaculatoria “derrama el “efecto de gracia de tu Llama de Amor sobre toda la humanidad” debe llegar hasta los confines del mundo para que seamos preservados de los grandes peligros que nos amenazan. El Rosario bien recitado y contemplado es para cada familia una garantía de fidelidad en los caminos de la salvación. Dios es fiel y nos llama a gozar de su eterna felicidad.

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