PADRES DE FAMILIA Y MAESTROS: PROTEJAN A LOS NIÑOS DE LAS TENTACIONES DEL MUNDO OCULTO.

Una de las más grandes responsabilidades que tienen los padres de familia es la de estar atentos a la curiosidad de sus hijos ante el mundo de lo oculto. Son innumerables los casos desgraciados que acontecen a los niños y adolescentes que por ingenuidad e ignorancia incursionan en el ocultismo, especialmente por internet. Les relato uno de los casos más dolorosos que he vivido. Érase una niña de trece años, muy linda; llamémosla Juanita. En la zona en que vivía está muy extendida desde tiempos ancestrales la superstición y el recurso a brujos, curanderos, santeros, adivinos, etc. Su mamá visitaba a este tipo de personas esperando obtener salud y suerte porque el marido la había abandonado y había caído en gran necesidad.

Juanita la acompañaba. Conocía al brujo, veía a su mamá poner en práctica sus consejos. En consecuencia cuando descubrió por internet un grupo que se dedicaba a enseñar y practicar brujería se unió a él. Alrededor de sesenta personas entre jóvenes y adultos de la región estaban siguiendo por internet las lecciones para “hacer hechizos”. Juanita practicaba hasta con su propia familia. Me contó que una vez un familiar la regañó; entonces fabricó una muñeca y le plantó un alfiler en el ojo. 

Al día siguiente esa persona amaneció con el ojo hinchado. Igualmente intentaba hacer hechizos a aquellos compañeros de clase que le caían mal o le habían hecho algún agravio. Varias cosas muy raras acontecieron en su entorno. Sobre todo me llamó la atención este relato: según ella años atrás un obrero, pintor de casas, atravesaba la plaza frente a la Iglesia Parroquial cuando alguien le disparó y cayó muerto. La abuelita de Juanita había dado en alquiler a este hombre una vieja y averiada casita de madera que estaba situada justo al lado de su domicilio. Juanita y su mamá vinieron a posar a esta casa en la que había vivido el difunto. Un anochecer cuando madre e hija estaban por entrar a su vivienda apareció el difunto fumando y entró con ellas en la que había sido su habitación. Se sentó en un sillón y continuó fumando. Lo extraño es que tanto la madre como la hija no reaccionaron negativamente ante esta aparición. Ambas, veían frecuentemente al difunto sentado y fumando. Esto se volvió un hábito. Poco a poco comenzaron a darse cambios en el carácter de la niña. Entró en rebeldía con su madre, en la escuela dio muestras de indisciplina, se volvió desobediente y caprichosa, encerrada en sí misma. Juanita tenía un amigo evangélico. Una tarde andaban paseando en un vehículo por los alrededores de su hermosa y pintoresca ciudad; de repente la muchachita comenzó a convulsionar y a echar espumarajos por la boca. El joven oró en voz alta y reprendió al demonio en el nombre de Jesús. Juanita terminó por calmarse. En varias otras ocasiones se repitieron las mismas convulsiones. La niña comenzó a ser perseguida por ideas obsesivas de suicidio. Ella decía que el hombre que aparecía en su casa le decía que se matara. Dejaron de vivir en este lugar y se trasladaron a la casa de la abuelita. Continuaron las ideas depresivas. 

Tuve la oportunidad de orar un par de veces por Juanita. Le di a la madre los consejos pertinentes y sobre todo insistí en que la niña debería ser vigilada constantemente y que nunca se la dejara sola ni se le permitiera volver a la casa vecina. En esos mismos días fui trasladado a otra parroquia lejana y no pude seguir ayudándola. Le pedí a la madre que hablara con el cura párroco para que hiciera un exorcismo llamado “de la casa vejada” allí donde aparecía el difunto y diera seguimiento espiritual a la niña. Pero no fue así. Una tarde se descuidaron y la niña, como sonámbula, se fue a la casa del difunto y allí se ahorcó. Logré llegar a la vela de la niña. Estaba como dormida en su ataúd, llena de flores, como una bella durmiente. Este es un caso tristísimo del que podemos sacar muchas enseñanzas. En primer lugar que el mundo de lo oculto ejerce mucha atracción sobre los adolescentes. Hay una irresponsable y malvada oferta de experiencias esotéricas totalmente destructoras por internet. Los operadores de lo oculto buscan la manera de apartar a los jóvenes de Dios introduciéndolos en este mundo de la oscuridad. Hay verdaderas escuelas de esoterismo en algunos de nuestros pueblos a las que asisten jóvenes y adultos para aprender las artes mágicas. Allí se les hace creer que la brujeria es una gran cosa, que se adquieren poderes sobre las demás personas, que se gana mucho dinero ejerciéndola. En esos grupos secretos reciben instrucciones de brujos experimentados y se estudian los libros clásicos de la magia negra. No pocos van con la idea de aprender un oficio que les permita vivir. 

Me he encontrado con numerosas personas que practican el esoterismo afectadas gravemente por espíritus malignos. Juanita fue víctima del ambiente; creyó que las prácticas esotéricas le iban a aportar algo bueno. En realidad fue arrastrada a la depresión, al desequilibrio emocional, al suicidio. Se hundió en una grave afectación espiritual que necesitaba de seguimiento para protegerla y liberarla de los demonios muerte y suicidio que la habían invadido. Aquí hubo una falta de ayuda de parte de la Iglesia. Si el Párroco hubiera hecho el exorcismo de la “casa vejada” probablemente la obsesión provocada por la presencia del espíritu maligno presente en el difunto que se aparecía hubiese disminuido o cesado. Se necesitaba el seguimiento espiritual de parte del sacerdote. Esto nos da ocasión para señalar que los sacerdotes deben recibir formación para atender a las personas afectadas por espíritus malignos. Las prácticas esotéricas están gravemente prohibidas por la Ley divina; hacen perder la Fe, vuelven el corazón lleno de frialdad y rechazo hacia Dios y afectan gravemente la conducta moral de las personas. 

Jugar la “uija”, panchito panchito, andreíta andreíta, charlie charlie, reunirse en grupo para hacer prácticas mágicas o espiritistas, invocar a los muertos, leer las cartas, las manos, rezar oraciones satánicas, consultar espiritistas, etc. todo esto abre puertas a la influencia de los espíritus malignos y alejan las bendiciones de Dios sobre las personas y las familias. Puede llevar hasta la posesión diabólica. Los que se meten en este terreno siempre quedan afectados espiritualmente. Por ese motivo los padres de familia y los maestros de escuela deben ser diligentes para informar a los adolescentes de las graves consecuencias de las prácticas esotéricas. Deben estén atentos para proteger a los niños de personas irresponsables y perversas que promueven estas prácticas. A menudo son los mismos amiguitos que han visto en su propia familia estas prácticas y las llevan a la escuela. No se dan cuenta de que se trata de verdaderos ritos en los que se recurre inconscientemente al demonio bajo la apariencia de juegos. Son acciones abominables a los ojos de Dios que hieren las almas ya que es materia de pecado mortal. Las familias y las escuelas deben ser santuarios del Dios verdadero y por ningún motivo pueden ser toleradas y mucho menos aceptadas estas prácticas idolátricas que privan de las bendiciones de Dios a las familias y a las instituciones

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