LAS IMÁGENES (X).

Isabel Kindemann no tuvo aparentemente ninguna “aparición” de la Virgen María; su carisma se concentró en las locuciones interiores: ella escuchaba la voz de Jesús y de María. ¿Por qué razón entonces veneramos las imágenes de la Llama de Amor si no hay ninguna aparición? ¿De dónde vienen los “cuadros”, las estampas, las imágenes de bulto de la Llama de Amor? En las Sagradas Escrituras hay varios textos que prohiben la manufactura de imagenes. ¿No estaremos cayendo en idolatría como dicen los seguidores del protestantismo? Lutero y Calvino aunque rechazaron el culto a las imágenes las toleraron en cierta medida como obras de arte religioso o puntos de referencia para ilustrar mejor la Fe. Sus seguidores llevaron la prohibición bíblica hasta el extremo y se convirtieron en iconoclastas o destructores de imágenes. Muchísimas obras de arte religioso fueron destruidas por el fanatismo bíblico de los primeros protestantes. Hoy , después de quinientos años de la llamada Reforma, los protestantes siguen considerando “idolatría” el culto a las imágenes y rechazan toda representación de Jesucristo, María, los ángeles y los santos. 

Ante el proselitismo tenaz de los hermanos separados nuestra defensa es instruirnos con la verdad, porque es fácil dejarse confundir cuando ellos sacan su biblia y nos dicen: mira hermano lo que dice la Palabra de Dios; no “te harás imágenes de nada de lo que hay en el cielo, en la tierra o debajo de ella”, etc. Y ante tal presión psicológica muchísimos católicos ignorantes han terminado por “convencerse” de que al tener imágenes y venerarlas se comete pecado de idolatría; muchos han abandonado la Iglesia Católica por falta de instrucción.  Los católicos tratan de responder a los “evangélicos” diciéndoles que la imágenes son como fotografías de los seres queridos, pero este recurso apologético no es ni suficiente ni convincente. Para ir a la raíz del problema es necesario instruirse en la Tradición (con T mayúscula) de la lglesia. Y es en este punto donde comprendemos que el error de los protestantes es insalvable; nunca podrán superar su equivocación porque para ellos lo único que norma su manera de reflexionar es la “sóla escritura”. Ellos rechazan la Tradición, como lo hemos explicado en otro comentario. Para comprender el sentido teológico, espiritual y litúrgico de las imágenes tenemos que saber historia. Hay que estudiar la llamada crisis iconoclasta que se dio en el Imperio Bizantino en los siglos VIII y IX. 

Internet pone a nuestro alcance numerosos elementos para hacernos una idea aproximada de dónde viene el rechazo a las imágenes que perdura hoy en el protestantismo. Busquemos las palabras: “icono”,“iconoclasia”,“iconodulia”, “idolatría”, “Concilio de Nicea II”, “Concilio V de Constantinopla”, y encontraremos escritos que nos ayudarán a descubrir el sentido y valor de los iconos o imágenes sagradas en el culto católico. El rechazo a las imágenes vino de la influencia que el judaísmo, el islam y algunas sectas heréticas tuvieron sobre sectores de poblaciones cristianas de aquella época. Con el tiempo esta actitud se convirtió en un movimiento político que llegó hasta varios emperadores que quisieron por la fuerza imponer el rechazo a las imágenes sagradas. Esto suscitó violentas reacciones y guerras entre cristianos de uno y otro bando. Hubo grandes persecuciones contra los fieles católicos y verdaderos mártires defensores del culto a las imágenes. Los enemigos decían que utilizar imágenes en la vida religiosa era una obra satánica que arrastraba a los cristianos a las prácticas paganas de la idolatría. 

Para superar tanta confusión fue convocado por la emperatriz Irene el Concilio de Nicea II en el año 787. En esta gran reunión de obispos hecha en comunión con el Papa, se reconoce la legitimidad del uso de imágenes en el culto divino. Se deja claro que la adoración o “latría” solamente se debe a Dios; que el culto que se tributa a las imágenes es el de “dulía” o “veneración”. También aquí se rechaza como inválido al Concilio V de Constantinopla (754) que fue convocado por el emperador Constantino V, pero sin estar en comunión con el Papa. Este falso Concilio prohibió el uso de imágenes. Lo que nos importa recalcar es la importancia de la autoridad del Papa que convalida el Concilio Ecuménico de Nicea II favorable a las imágenes y rechaza como inválido el Concilio V de Constantinopla que negaba el uso de imágenes. La autoridad del Papa garantiza la infalibilidad del Concilio: es lícita la veneración de las imágenes. El protestantismo, al rechazar la autoridad del Papa como intérprete válido de la Palabra de Dios, rechaza la Tradición de la Iglesia que acepta como legítima la veneración de los iconos o representación pictórica de Jesucristo, María, los Santos y los Ángeles. 

Por su inmensa soberbia, Martín Lutero echó por la borda los quince siglos en los que los grandes teólogos de la Iglesia (especialmente los Padres de la Iglesia), los grandes pastores, los grandes santos, el sentir infalible del Pueblo de Dios (sensus fidei, sensus fidelium) aceptaron las imágenes como legítimas, como signos, como presencia “sacramental” de Dios en medio de su pueblo. Lutero se consideró superior a la Iglesia entera en la interpretación de la Palabra de Dios y así arrastró y confundió la conciencia de sus seguidores respecto del culto a las imágenes. 

Es indispensable que recuperemos el sentido auténtico de las imagenes o iconos para que podamos gozar a plenitud de la inmensa cantidad de gracias espirituales y materiales que nos vienen a través de ellas. Confiemos en el Magisterio y en la Tradición de la Iglesia, que desde los tiempos apostólicos nos hacen ver en Jesucristo “la imagen del Dios invisible” (Col 1,15) y valorar la multitud de textos bíblicos en los que se proclama que el hombre es imagen de Dios, “hecho a imagen y semejanza” del Creador (Gn 1,26-27; 9,6; Sab 2,23; Sir 17,1; Rom 8,29; 1Co ll,7; Jn 12,45, etc.).. 

Las imagenes son “presencia” del Señor, de María, de los ángeles y de los santos que nos acompañan permanentemente en nuestro caminar hacia la Vida Eterna; son soporte y ayuda en la oración. Por ese motivo, inspirados en el mensaje del Diario Espiritual, se diseñó la imagen de la Llama de Amor.

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