La Llama de Amor, más que una oración de liberación, es la unión permanente con Jesucristo
La gracia de la Llama de Amor está expresada en la bellísima oración que Jesús da a Isabel Kindelmann:
“Que nuestros pies vayan juntos, que nuestras manos recojan unidas, que nuestros corazones latan al unísono, que nuestro interior sienta lo mismo, que el pensamiento de nuestras mentes sea uno, que nuestros oídos escuchen juntos el silencio, que nuestras miradas se compenetren profundamente fundiéndose la una en la otra, y que nuestros labios supliquen juntos al Eterno Padre para alcanzar misericordia para toda la humanidad”(p 60).