CALCENSE LOS PIES PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO EFESIOS 6,16

El cristiano debe endosar la armadura espiritual que le permitirá enfrentar los ataque del enemigo. San Pablo nos dice que debemos ceñirnos con el cinturón de la Verdad y revestirnos de la coraza de la justicia. Ahora nos dice que debemos calzarnos con la sandalias del evangelizador para anunciar a Jesucristo. La mejor defensa es el ataque, dicen los estrategas. Pablo nos da el ejemplo: inmediatamente después de su conversión en Damasco el Apóstol comienza a dar testimonio de que Jesucristo es el Mesías. Se trata de algo inaudito: aquel que venía para perseguir a los cristianos se convierte él mismo en discípulo de Cristo y en vez de perseguirlos se vuelve su defensor (Hch. 9:26–29).. Esto le vale la persecución. Debe huir de Damasco para salvar su vida. Toda la existencia de San Pablo fue constante evangelización. Embajador itinerante del evangelio recorrió miles de kilómetros a pie anunciando que Jesucristo es el Mesías y fundando comunidades cristianas. ¿Por qué San Pablo nos dice que debemos calzarnos las sandalias para anunciar el evangelio? Porque el principal ataque del demonio va contra la Fe. 

Los espíritus malignos contra los cuales combatimos atacan ante todo la inteligencia y el corazón cegándolos y confundiéndolos para que no se acepte a Jesucristo como nuestro Salvador y que las personas lo rechacen. El Demonio ciega las conciencias para que no disciernan el plan de Dios y no salgan de la situación de pecado en que viven. Pecado es aquello que nos aparta de la Voluntad de Dios, es hacer nuestra voluntad en vez de hacer la Voluntad de Dios. En nuestras familias católicas muchos miembros viven en verdadera situación de pecado mortal. Aquí está el principal trabajo evangelizador de quien conoce y vive la Llama de Amor. No podemos contentarnos con “rezar la Llama de Amor” y dejar que los miembros amados de nuestra familia vivan en situación de pecado mortal. 

La Llama de Amor no es algo que se debe vivir de manera individual. No se trata de una gracia aislada, sino que es una gracia que debe vivirse en familia porque el ataque diabólico no es solamente a los individuos sino a toda la familia. Si un solo miembro viven en pecado grave toda la familia queda afectada por la presencia del maligno. Por eso lo primero que debemos hacer es llevar la Llama a nuestro hogar, presentándola a todos los miembros, explicándola para que todos la acepten, la conozcan y la vivan. Entonces sucede que la Llama de Amor se convierte en el seno del hogar en la gran defensa contra la acción de Satanás que quiere reinar en los hogares. Ceñidos con la Verdad, protegidos con la Justicia, evangelizamos a nuestra familia y la llevamos hacia Jesucristo, convirtiéndola en un verdadero santuario espiritual donde Reine Jesús. Donde dos o más están reunidos en mi Nombre, allí estoy Yo en medio de ellos, nos dice Jesús. El primer campo de evangelización son nuestro cónyuge y nuestros propios hijos. Evangelizar significa anunciar una buena nueva. Anunciamos la buena nueva de la Llama de Amor. Si bien, nadie es profeta en su tierra, debemos intentar con amor y perseverancia ganar los corazones de todos los nuestros para que gocen de la fuerza protectora del Inmaculado Corazón de Maria. Ganar a todos los de su familia debe ser el primer empeño de quien conoce la Llama de Amor. Partiendo de la familia se debe ir evangelizando a todos los vecinos para que se vaya fortaleciendo la iglesia en el barrio en donde vivimos. Se dará así el reguero de pólvora que nuestra Señora anuncia y pide.Se formará el ejército que la Virgen desea. Se trata de un ejército de familias convertidas a la Gracia de Dios. 

Familias en las que todos los miembros conscientemente VIVAN EN GRACIA DE DIOS y luchen denodadamente contra el pecado. Si nos quedamos estáticos con el tesoro en la mano hacemos muy mal porque evangelizar no es un privilegio sino una obligación de todo cristiano. La situación del mundo es gravísima; debemos abrir los ojos y darnos cuenta de cómo está avanzando el mal en todo el planeta. Su objetivo es erradicar a Cristo, echar por la borda la Ley de Dios y eliminar a la Iglesia que es el testigo de Cristo para toda la Humanidad. Innumerables “ciegos espirituales”, hombres y mujeres engañados por Satanás están promoviendo todo lo que nos aparta de la Voluntad De Dios y nos conduce a la Muerte Eterna: ateísmo, agnosticismo, frialdad espiritual, odio a la Iglesia y a lo que Ella representa, homosexualidad, bestialidad, aborto, amor libre, pederastia, drogas, guerras, división, violencia, etc. etc. Pero Dios nos ha dado un instrumento de primer orden para hacer frente a tal cataclismo que se avecina: RE-EVANGELIZAR con el poder del Inmaculado Corazón de María. Dejar de lado este gran instrumento sería como anularlo, como esconderlo en la tierra, sería desperdiciarlo. Seguramente que tendremos que dar cuenta de semejante gracia si la anulamos por nuestra indolencia. A medida de que la Llama de Amor se va expandiendo, se debilita el reino de Satanás. La Llama de amor en el interior del hogar es como un faro de luz que ilumina a todos los miembros de la familia y los va transformando, guiando y protegiendo contra las asechanzas del Demonio y de los suyos . 

Es necesario salir de los límites personales (ignorancia, indolencia, pasividad, cansancio, desinterés, miedo, vergüenza, etc.) y de la propia casa para llevar la Llama de amor al mayor número posible de personas y de familias. Debemos tener en cuenta que el mayor acto de amor que podemos hacer con una persona no es darle de comer, sino llevarla a Jesucristo para que se salve. Si vemos que alguien no conocer la Llama de Amor debemos con toda generosidad y amor acerarnos a esa persona y hablarle de este gran instrumento que Dios nos da para evangelizar el mundo. Se evangeliza de corazón a corazón, de familia en familia, hasta que todo el barrio se convierta en una inmensa hoguera de amor a Dios y que el Demonio quede expulsado de los hogares. No nos quedemos pasivos ante aquellos que viven en pecado grave, lejos de Dios. Ayudémosles a salir del pecado. Imitemos a San Pablo y sin perder tiempo entremos en el combate espiritual contra el enemigo. 

Lo primero que debemos conquistar es nuestra propia familia. Hay que expulsar a Satanás de nuestro propio hogar. Es indispensable que todos los miembros de nuestra familia VIVAN EN GRACIA DE DIOS. El camino para lograr esto es que todos conozcan la Doctrina Católica y se esfuercen por vivirla. Si no conocen los mandamientos de la Ley de Dios, las reglas de la moral, la vivencia de los Sacramentos, el camino de las virtudes cristianas, las consecuencias eternas del pecado, les será imposible valorar la gravedad de la situación en que viven y no querrán salir de ella. La gente que está “ciega espiritualmente” cree que está bien, que son buenas personas y que eso basta. En eso consiste lo esencial de la acción del Demonio: cegar los ojos de la conciencia para que no sea capaz de reconocer el pecado en que vive. 

No le tengamos miedo al Demonio porque ha sido vencido por Jesucristo; a nosotros nos toca volver efectiva la victoria del Señor cegando al enemigo con la Llama de Amor. El Señor no nos pedirá cuentas de la conversión de aquellas personas a las que anunciamos el Evangelio. Cada uno es libre de aceptarlo o no. Sí nos pedirá cuenta del amor que hayamos puesto en propagarlo. Recordemos la parábola de los talentos; el que escondió el dinero en un hoyo recibió una reprimenda y perdió el talento. Que no nos suceda a nosotros.

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