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Las gracias de la Llama de Amor han de ser vividas intensamente de manera individual y de manera familiar para que estas desviaciones doctrinales e ideológicas fracasen en su intento de contaminar a la Iglesia.

María pide que iniciemos el “reguero de pólvora” llevando su Llama de amor a los sacerdotes y padres de familia para que Satanás quede ciego y atado.

La Llama de Amor es una devoción, un mensaje y un movimiento debidamente reconocidos por la Iglesia y por lo tanto ningún Obispo o sacerdote o fiel debe albergar hacia ella la menor duda.

La Virgen ciega a Satanás con la jaculatoria y el Rosario. El mensaje y las gracias de la Llama de Amor renuevan a la persona individual, a la familia, a la Iglesia entera y la organizan en orden de batalla.

Podemos decir que la Devoción a la Llama de Amor es el mensaje de Fátima llevado a la práctica en el interior de las familias.

En la medida en que las familias van poniendo en práctica esas exigencias el poder de la gracia se va acrecentando y transformando los hogares en verdaderos santuarios.

La vocación que Dios da a María es la de ser Madre de su Hijo y madre espiritual nuestra. Al pie de la cruz María recibe de Jesús esa vocación de ser nuestra madre.

La repetición constante y llena de unción de la jaculatoria “derrama el efecto de gracia de tu Llama de Amor…” es lo que nos garantiza la victoria contra Satanás y nos da la experiencia permanente de la paz del corazón. Esa oración continua nos obtiene la gracia de Dios para vencer al Demonio.

Jesucristo es la Llama de Amor, su Corazón es la fuente de donde mana esta gracia extraordinaria dada a la Iglesia por la poderosísima intercesión de la Virgen María a través de las llagas de su Hijo Jesucristo

La actual crisis en la que se debaten muchos católicos, en vez de abandonar la iglesia y de criticar los errores que se dan en muchos sectores, deberíamos promover en cada familia ese reinado del inmaculado corazón de María por medio de su Llama de Amor.