La vida del discípulo de Cristo es un camino de lucha contra el enemigo para avanzar en santidad
La palabra “camino de santificación” implica un proceso consciente, perseverante, con objetivos claros; implica un “compromiso” que asumimos con el Señor, con la Iglesia, de realizar la vocación a la que Dios nos llama: Sean Santos como su Padre Celestial es Santo. (cfr. Lev 11,44-45; 19,2; 1 Pe 1, 13-21). La vida entera del discípulo de Cristo es un camino de lucha contra los obstáculos que el Enemigo nos pone delante para que no avancemos en la realización de esta vocación a la santidad.
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