La Virgen emprende el Movimiento de la Llama de Amor
“Desde que el Verbo de Dios se hizo Carne, no he emprendido Yo un MOVIMIENTO MÁS GRANDE que éste de la LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN, que salta hacia ustedes. Hasta ahora no ha habido nada que tanto ciegue a Satanás, y de ustedes depende que no lo rechacen, porque eso traería consigo una gran ruina”. (1 de agosto de 1962). Con estas palabras la Virgen María revela que es Ella misma la que ha creado y está impulsando el Movimiento de la Llama de Amor. Sus palabras son verdaderamente impresionantes y debemos darles la importancia que se merecen. Desde que el Verbo de Dios se encarnó hasta nuestros días “no ha emprendido la Madre de Dios y de la Iglesia un movimiento más grande que éste. No ha habido nada que tanto ciegue a Satanás”. Bastan estas palabras para hacernos comprender que nos encontramos en la gran batalla de los últimos tiempos entre la Mujer y el Dragón.
En gran parte la victoria de la Virgen sobre Satanás depende de nosotros en el sentido de que cada persona es libre de responder o no a su llamado. Si nos comprometemos en expandir la gracia extraordinaria que María nos ofrece, el Demonio quedará ciego en poco tiempo y la Paz vendrá al mundo. Si somos negligentes y por nuestra falta de confianza y fe en el poder de la Virgen quedamos en la indolencia y en la indiferencia entonces la agonía del mundo se prolongará indefinidamente. La Devoción a la Llama de Amor no tiene como objetivo “rezar” o “hacer cosas” sino abrir a todos los seres humanos el camino de una vida de profunda intimidad con Dios. Consiste esencialmente en un encuentro vivo con Jesucristo que nos lleve a arder en el fuego del Espíritu Santo. Si la Virgen se ha preocupado por darnos este mensaje de la Llama de Amor, debemos responder a sus deseos con gran entusiasmo. Si no lo damos a conocer muchísimas personas perderán la oportunidad de utilizar en el combate espiritual contra Satanás el nuevo instrumento eficaz que es la Llama de Amor. La Virgen lo dijo en Fátima: Al final mi Inmaculado Corazón triunfará. El triunfo de la Virgen depende en gran parte de nuestra generosidad