CARTA No.196: La señora Celia de Bogotá continúa preguntando:

“Su merced dice que que los hechiceros pueden con la ayuda de Satanás someter a las almas del purgatorio que están
en el último nivel y lanzarlas contra los vivos para hacerles daño. No entiendo esto podría explicármelo?

Respuesta: Los maleficieros (hechiceros, santeros, sacerdotes vudús, chamanes, brujos, ….etc.) son personas que se entregan a Satanás . Hacen pacto con él a cambio de poderes. Se convierten en servidores del maligno. En el fondo se trata de ambición de dinero. Piensan que sirviendo al Demonio tendrán mucho dinero y beneficios. Millones de hombres y mujeres en el mundo viven económicamente de la hechicería. Internet está plagada de individuos y grupos que practican la magia y cobran cantidades astronómicas para hacer “trabajos” a los incautos. Viven de la credulidad, de la ignorancia y de las angustias de mucha gente desesperada ante los sufrimientos de esta vida que los agobian. Esta gente va a buscar consuelo al lugar equivocado. El Demonio jamás hace ningún bien. Al contrario, los frutos que producen los espíritus malignos a través de los hechiceros es la destrucción espiritual y material de sus clientes. Los aparentes beneficios
que éstos obtienen se disipan y se convierten en verdaderas maldiciones.
Los peores casos de hechicería o magia negra son los maleficios cuya finalidad es hacer daño a las personas o a sus bienes. Las consecuencias de estos maleficios llegan a ser terribles en los casos extremos. Hay mucha gente que se burla. Piensan que este mundo de la hechicería es puro folclore y superstición tonta e inocua.

Los que tenemos la fe en Jesucristo y nos guiamos en lo que enseña la Palabra de Dios debemos tomar con mucha seriedad todo recurso a los espíritus malignos. Nunca jamás debemos caer en la tentación de consultar a los servidores de Satanás y debemos instruir a nuestros hijos para que por ningún motivo entren en este mundo diabólico. Si sospechamos que somos víctimas de los ataques de maleficieros debemos recurrir a la ayuda de la Iglesia: oración, sacrificios, sacramentos, sacramentales, la guía de un sacerdote experimentado y en caso necesario a oraciones de liberación o a los exorcismos propiamente dichos. Nunca debemos buscar un brujo para combatir una brujería. La gracia de la Llama de Amor nos protege de estos ataques y también nos libera en el caso de que seamos víctimas. Hay muchísimas familias que viven envueltas en la brujería. Recurren a todo tipo de magia con tal de obtener su propósito. No creen en Dios y creen en charlatanes que han vendido su alma al Demonio. La consecuencia es la destrucción de la propia familia. ¿Cómo actúan los brujos? De infinidad de maneras y de medios. Todos estos procedimientos son inútiles porque los medios materiales no tienen en sí mismos poder para actuar. Quienes actúan directamente para hacer el daño son los demonios o espíritus malignos.

El único que puede vencer estos maleficios es Jesucristo. Por esto recurrimos en todo a Él y tomamos los medios que Él nos proporciona para combatir victoriosamente a los demonios. En las oraciones de liberación podemos encontrar almas “endemoniadas” o sea almas dominadas por Satanás y los brujos que son enviadas para perturbar y dañar psíquica y materialmente a las personas. Esto es posible. No significa que estas almas estén condenadas. Cuando se las interroga dicen que están en el último estado del purgatorio, que murieron en situaciones trágicas, que se salvaron in extremis de caer en el infierno, que los brujos las colocaron en determinada parte del cuerpo de la persona afectada para hacer daño a la víctima. Todo esto nos dice que la misericordia de Dios llega hasta el último pecador para salvarlo si éste se abre a la misericordia divina. Estas almas quedan en una zona próxima al infierno y están en cierto grado a la merced de los demonios. Éstos las atormentan y los maleficieros las utilizan en sus hechizos como instrumentos para hacer daño. ¿Cómo se explica esto? El mundo de las almas es muy complicado. Hay almas que sin estar para nada dominadas por los espíritus malignos se meten en nosotros y nos transmiten sus sentimientos y dolores; otras dicen protegernos y ayudarnos. En nuestro caso el instrumento más importante que tenemos para pasar más allá de estos misterios que no comprendemos, es la oración constante. La acción del Inmaculado Corazón de María es decisiva para ayudarnos a seguir el camino a Cristo Jesús. Invocándola con la Llama de Amor obtendremos la liberación de cualquier opresión.

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