CARTA No.17 ¿Qué debemos hacer para propagar la gracia de la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María?

Pregunta Cecilia de Bogotá, Colombia

Respuesta/ La Llama de Amor no es una obra humana. No es fruto de una metodología inventada por los más fervorosos devotos de María Santísima. Esta respuesta la debemos buscar en el mismo Diario Espiritual de Isabel Kindelmann. Nos gustaría encontrar una metodología ya hecha y constituida por una lista de pasos que habría de ir poniendo gradualmente en práctica para conseguir un objetivo concreto. La Virgen no nos da un programa rígido. Tenemos que sacar de las páginas de vida de Isabel Kindelmann algunos criterios que nos permitan encontrar nuestra propia manera de llevar y compartir la
gracia de la Llama de Amor. El criterio más importante, a mi humilde manera de ver, lo enuncia la Virgen cuando dice: “Soy Yo la que enciendo la Llama de Amor en el corazón de las personas”.

Isabel se esforzó humanamente hablando en prepararse lo mejor posible para hablar de esta gracia. Llegado el momento su mente se quedó en blanco. Es a la Madre a quien corresponde encender esta gracia en los corazones. Se trata de un “milagro” (DE 13-4-1962): “convirtiéndose en un incendio cegará a Satanás”. El primer paso es “recibir en nuestro propio corazón esta gracia”. Hay que pedirla intensamente. No se puede dar lo que no se tiene. Somos meros instrumentos de la Virgen María, no somos los dueños de la Llama de Amor. Es necesario orar mucho para recibirla. Un segundo punto para la expansión de esta gracia es procurar la “comunión eclesial”. Lo primero que la Virgen pide es que Isabel lleve la Llama de Amor al Obispo, a los sacerdotes, al Papa. Son doce sacerdotes escogidos por el Señor los que en doce iglesias significativas deben iniciar la expansión de esta gracia.

Es necesario darla a conocer a los Obispos y párrocos para que sean ellos quienes tomen en mano este ministerio. Debemos orar mucho por las autoridades religiosas para que comprendan y acepten esta gracia. Tercer criterio: Este sublime apostolado implica la aceptación de numerosos sufrimientos y humillaciones. En este apostolado no cabe buscar la gloria humana ni compensaciones mundanas. Se trata de llevar la Cruz siguiendo a Jesús Crucificado. El cuarto punto se refiere al combate contra el príncipe de las tinieblas y sus servidores. Es la mirada de Jesús la que ciega los ojos de Satanás. En el interior de la familia atacada por los espíritus malignos lo que se debe procurar en primer lugar es el reinado de Jesucristo. Este se procura por la permanente conversión del corazón hacia el Salvador, utilizando los medios que la Madre Iglesia nos da: los Sacramentos, la Palabra de Dios, una vida de intensa oración y fidelidad a los mandamientos de la Ley de Dios. Quinto punto: El descubrimiento del Inmaculado Corazón de María como Madre de la Iglesia.

En el plan de Dios la victoria contra las asechanzas del mundo de las tinieblas está en las manos de María Santísima. En el futuro la Virgen, por voluntad del Hijo, será honrada como nunca antes en la Historia de la Iglesia. Sexto punto: para transmitir la Llama de Amor hay que hablar de Ella. Aquí entran todas las iniciativas inspiradas por el Espíritu Santo para dar a conocer esta gracia de los “últimos tiempos”. La expansión de la Llama de Amor es un milagro, es decir, es una obra de Dios. El fruto más importante de esta gracia es la renovación de la Fe de la Iglesia por la transformación de las familias. Esta transformación viene de la poderosa intervención de María Santísima allí donde su Inmaculado Corazón es acogido con amor y total confianza.

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