LAS CINCO LLAGAS DE JESÚS

Muchas personas experimentan desánimo al leer el Diario Espiritual. Les choca “tanto sufrimiento”, les da “miedo” tanto dolor en la vida de Isabel, lo encuentran “muy triste”.  Efectivamente, es impresionante lo que Isabel tuvo que sufrir desde pequeñita para llegar a convertirse en el instrumento escogido por Dios para darnos la Llama de Amor. Probablemente el Señor haya querido hacernos comprender que la salvación de las almas es fruto del dolor de Jesucristo clavado en la cruz. La Virgen obtiene del Padre Eterno esta gracia extraordinaria ofreciéndole  los sufrimientos de  las cinco llagas de Jesús en reparación por los pecados del mundo.  Son los sufrimientos de Cristo los que nos obtienen la salvación. Los discípulos de Cristo son aquellos que imitan al Maestro hasta llegar a ser UNO con Él. En eso consiste ser cristiano. 

La Devoción a la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María esencialmente nos introduce en los dolores que Jesucristo y  la Virgen llevan sobre sí para la salvación de los pecadores. Basta abrir los ojos, mirar a nuestro alrededor, escuchar las noticias, estar al tanto de lo que sucede en este mundo para darnos cuenta de que la humanidad entera está sumida en el sufrimiento. El dolor no lo inventó Dios. Es la consecuencia del pecado de Adán y de los pecados de los hombres. Hay dos clases de actitudes ante el sufrimiento: la del cristiano y la del que no conoce a Jesús. El discípulo de Cristo comprende el valor del sufrimiento. Unido a los dolores de Jesús, todo dolor, cualquiera que sea, se convierte en un tesoro de valor infinito. Dios quiso que las almas se salvasen de la condenación eterna exclusivamente por los dolores de su Hijo crucificado. Para el que no conoce a Jesucristo el dolor es una maldición insoportable.

Hasta tal punto llega esta ignorancia que los gobiernos están aprobando la Ley de la Eutanasia para evitar el dolor. El que no tiene la Fe católica rechaza el sufrimiento  y huye de él. No tiene esperanza en el más allá de la muerte. El cristiano sabe que nunca sufrirá más que Jesucristo. Comprende que uniendo sus dolores por muy grandes que sean a la voluntad salvífica de Cristo contribuirá grandemente a la conversión de los pecadores, a la mitigación de los sufrimientos de las almas del purgatorio y a la salvación de las almas. El dolor nos puede destruir hasta llevarnos  a una vida desesperada y al suicidio o nos puede llevar a la más grande santidad. Tanta gente se suicida porque no puede “aguantar el dolor”. No tiene la fuerza que da la Fe en Jesucristo. El Diario Espiritual es una “escuela de vida cristiana”. Lo que mejor nos enseña es precisamente a aceptar los sufrimientos que Dios nos depara en esta vida para la salvación de nuestra propia alma y la de los demás.

 La Redención del hombre viene de la Sangre de Cristo, es decir de su entrega al Padre en la cruz para la reparación de nuestros pecados. Dios ejerce su infinita Misericordia sobre los hombres pecadores como respuesta a la ofrenda viva de Jesucristo. A esta ofrenda debe unirse la nuestra. A los seres humanos el dolor nos repugna por naturaleza y buscamos la manera de huir de él. Sin embargo el único camino para salvarnos consiste en llevar la cruz detrás de Jesús. Estamos sumergidos en la cultura pagana que  considera el sufrimiento como un absurdo. En la medida en que la familia va avanzando en la Devoción a la Llama de Amor va comprendiendo la Providencia divina sobre ella misma y sobre el mundo entero. La salvación de las almas se logra orando y sufriendo por los pecadores con Cristo y María al pie de la cruz.  Ellos nos invitan a ofrecer nuestros dolores y oraciones al Padre en reparación de los pecados del mundo . Este es uno de los puntos más importantes de la doctrina del Diario Espiritual. No es nada nuevo, es la esencia del Evangelio. Solamente se salvan los que van detrás de Jesús llevando la cruz.

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