LOS SERVIDORES DE DIOS Y LOS SERVIDORES DE SATANÁS (3)

¿Cuál será la acción más importante del Demonio en la historia de la humanidad? Impedir que Cristo sea anunciado, para que no sea conocido y la humanidad no se salve.  En el Evangelio Cristo nos envía a anunciar a todos los pueblos su salvación. “Id y haced discípulos a todas las naciones …” (Mat 28, 19-20). Con el correr de los tiempos Europa conoció a Jesucristo y se convirtió en tierra cristiana. Desde ese continente la Palabra de Dios se extendió a América. La expansión misionera de la Europa cristiana llevó el Evangelio a África y Asia. ¿Cómo podría el enemigo quedarse con los brazos cruzados al ver que el Nombre de Jesús era cada día más conocido? Su lucha contra la Iglesia evangelizadora ha sido tremendamente encarnizada. Por todos los medios ha buscado debilitarla para que no anuncie a Jesucristo. Ha suscitado divisiones en el Cuerpo de Cristo para romper la unidad. “Divide y vencerás”, es su lema. Su obra destructora, su lucha contra los servidores de Jesús ha sido implacable y cruel. Ha suscitado persecuciones sin cuento. 

Los mártires se cuentan por millones. En los últimos siglos este asedio ha sido terrible. Su ataque va directamente al interior de la Iglesia; su finalidad es que los cristianos “pierdan la fe” para que no puedan anunciar a Jesucristo. Si la sal se vuelve insípida, dice Jesús, ¿para qué sirve? ¡Para nada! Se la tira a la calle. El resultado de esta insidiosa guerra de desgaste ha sido que Europa ha perdido la fe. Ahora tenemos una Europa atea. Que América la está perdiendo cada vez más. Que el cristianismo está siendo silenciado, amordazado, impedido de anunciar al Jesucristo verdadero. En los años que vienen los cristianos estaremos atados de pies y manos; no podremos anunciar con libertad el Evangelio.  Quienes gobiernan el mundo tienen sojuzgados los medios de comunicación y a través de ellos inoculan en nuestras inteligencias su mentalidad pagana. Los niños están siendo espiritualmente drogados, insensiblemente contaminados por una cultura anticristiana.

Los Gobiernos están siendo obligados a votar leyes totalmente contrarias a la conciencia de pueblos que fueron formados por el mensaje cristiano. El futuro se anuncia muy sombrío para los que hemos aceptado a Jesucristo como Dios hecho hombre, nuestro Redentor y Salvador. Pareciera que el Príncipe de este mundo está venciendo y derrotando el designio divino de salvar a toda la humanidad de sus garras. Pareciera que los bautizados estamos ciegos ante lo que se viene; nuestros ojos están imposibilitados para captar la realidad invisible. Si no hay una reacción enérgica de la Iglesia, tal como lo dice la Virgen en sus diversas apariciones, infinidad de almas se condenarán. La Iglesia cada vez más está siendo impedida para anunciar a Cristo, Los servidores de Satanás, desde las tinieblas, maniobran incansablemente para corromperla desde el interior y atarla desde el exterior.

El recurso más valioso que tiene la Iglesia es la familia. ¡Es su corazón! Por eso el enemigo está tratando por todos los medios de corromper los hogares cristianos e impedir que puedan formar a sus hijos en la fe viva. En su mensaje de la Llama de Amor la Virgen María viene a abrirnos los ojos. Ella nos pide que reaccionemos. Pide un ejército de hijos que luchen con las armas espirituales contra las huestes de Satanás. Ella nos promete la victoria contra un enemigo que parece invencible pero que tiene los pies de barro. Son los padres de familia los que pueden salvar a la Iglesia del desastre espiritual que se vislumbra cada vez más cerca. El deber más importante de los progenitores es evangelizar a los suyos. Cada familia cristiana debe ser un faro de luz en este mundo que se hunde cada vez más en las tinieblas. La familia debe consolidarse como un poderoso baluarte de Cristo en la lucha contra el plan de Satanás de reinar en el mundo entero. 

Los discípulos de Jesús debemos comprender el sentido de la Historia de la Salvación. No podemos vivir como viven los que no conocen a Jesucristo. Tristemente infinidad de bautizados no conocen a Jesucristo y viven como si Cristo no existiera, viven como paganos porque sus padres no les enseñaron a vivir su bautismo. Han estropeado su bautismo. El punto fundamental de la Pastoral de la Iglesia para estos últimos tiempos es la recuperación de la identidad católica de las familias. Esto implica en primer lugar la evangelización de los padres de familia, especialmente de los varones que son la cabeza del hogar. No se da lo que no se tiene. Si los padres no están evangelizados no podrán evangelizar a los hijos. La gracia de la Llama de Amor es la respuesta “milagrosa” a esta tremenda crisis de fe, dice la Virgen María. ¿En qué consiste ese milagro? En la conversión de los corazones. La Virgen, con su Llama de Amor,  abre los ojos de los ciegos para que puedan ver la realidad invisible que nos rodea.

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