EL DEMONIO MUERTE ES DERROTADO POR LA MUERTE DE JESUCRISTO

La derrota absoluta y definitiva  de Satanás y de sus demonios quedará expuesta con la resurrección del Salvador. En la Encarnación del Hijo de Dios, que vino para destruir las obras de Satanás y del pecado, se cumple el Plan de Dios. La Antigua Alianza hecha en el Sinaí ha pasado y se inicia la Nueva Alianza que quedará manifiesta a todo el universo en el calvario, con el sepulcro vacío y la ascensión gloriosa de Jesús a los cielos. Nos preguntamos: ¿cómo podemos decir que Satanás ha sido derrotado, que la muerte ha sido vencida, si la humanidad entera continúa sufriendo bajo su yugo? ¿No aparece cada día que pasa más grande el poder de los demonios sobre el hombre caído? Debemos tener Fe en la Palabra del Señor.  Nuestra pequeña inteligencia no puede penetrar el designio divino. ¡Ya el demonio ha sido vencido por Jesús en la cruz del calvario! ¡El infierno perdió su antiguo poder sobre el hombre! Si el “príncipe de este mundo y sus legiones” pueden todavía sojuzgar a la humanidad con sus tentaciones y vejaciones no es “culpa de Dios”, sino de los hombres que le siguen otorgando ese poder.  Dios ya hizo su parte: ¡morir por nosotros en la cruz! ¡Estamos redimidos! Cada hombre tiene ahora que apropiarse la obra de Jesucristo creyendo en Él, rechazando el pecado y cumpliendo su Palabra.

El poder del Demonio sobre cada ser humano, sobre cada familia y sobre la humanidad entera proviene de los pecados que se siguen cometiendo. En la medida en que estemos adheridos a Cristo seremos libres del Maligno. El Demonio no puede hacer absolutamente nada si Dios y el hombre no se lo permiten. El pecado abre las puertas a la acción diabólica. Cada ser humano, con la ayuda de Cristo,  debe derrotar a Satanás en su propia vida.  El mensaje de la Llama de Amor ilumina en cierta medida este misterio que nos deja perplejos. ¿Por qué Satanás me ataca, trata de destruirme, siendo así que  hemos  sido redimidos por Cristo? ¿Por qué tanto dolor en mi familia? ¿Por qué sufro en mi matrimonio? ¿Por qué mis hijos son víctimas inocentes de tantas injusticias? ¿Por qué, por qué, por qué? Porque la Justicia y la Santidad Divinas exigen que habiendo pecado todos en Adán y también de manera personal, cada ser humano participe activamente en la reparación de esas ofensas hechas al Creador.  Con el dolor Dios nos da la oportunidad de ser víctimas, en unión a la muerte de Cristo, para la salvación de los alejados y la oportunidad de reparar tantas ofensas a su divina majestad. 

Se reparan los pecados en la medida en que participamos de los dolores de Jesucristo, nuestro hermano y nuestro Dios y Señor. Esa participación se hace aceptando con fe y humildad los sufrimientos que la divina providencia nos otorga en esta vida. Jesús llama a Isabel a ser una víctima que expíe los pecados de su familia y del mundo entero. Le dará grandísimos sufrimientos para que repare. Le pide que ore y sufra por  los moribundos, por las ánimas del purgatorio, por infinidad de pecadores que están en peligro de condenación eterna. Todos los seres humanos somos hermanos, hijos de Dios; todos somos solidarios en la Gracia de Dios y también en el pecado. Satanás ve en nuestra falta de fe y de amor a Dios la última oportunidad que le queda para dañarnos y arrastrarnos a la condenación eterna. Enfréntense a Satanás, nos dice Santiago, y éste huirá” (Stg 4:7).  La Llama de Amor es ese instrumento que nos sirve para enfrentarnos como verdaderos guerreros a la acción de estos cobardes falsarios y mentirosos que forman el ejército ya vencido de Satanás. 

La gracia de la Llama de Amor viene a renovar a las familias en esa actitud fundamental de los discípulos de Jesús: la participación en el combate de Cristo contra el pecado y la Muerte. Cristo es humano como nosotros (y Dios verdadero).  En tanto que humano se solidarizó con nosotros en el pecado (sin haber pecado jamás) llevando las consecuencias del mismo: el dolor, la humillación hasta la muerte y muerte de cruz. Los discípulos de Cristo sabemos que participar en los sufrimientos de Cristo es un honor que Dios nos hace: “se humilló hasta la muerte y muerte de Cruz. Por eso Dios lo exaltó y le dio un Nombre que está por encima de todo nombre” (Fil 2,9). Cada bautizado y cada familia cristiana debe ser para el mundo entero una llama de fuego que ilumine a todos aquellos que todavía no han conocido a Jesucristo. El Movimiento de la Llama de Amor es esencialmente evangelizador.  Su objetivo principal es la salvación de las almas. El encargo que el Inmaculado Corazón de María le confió es pasar a cada familia el “instrumento” de la victoria Satanás: la Llama de Amor de su Inmaculado Corazón.

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