LUCIFER Y SATANÁS (2)

(Estudiar en el Catecismo de la Iglesia Católica las palabras: Demonio-Diablo, Satán. apostasía, ateísmo, incredulidad)

La Palabra de Dios y la enseñanza de la Iglesia nos presentan a Lucifer como la Soberbia misma, aquel que se rebeló contra Dios y no quiso servirle y por ese motivo fue destituido de su dignidad y expulsado de los cielos (Is 14,12, Ez 28,12). El nombre Lucifer viene del latín y significa aquel que lleva la luz. En su rebelión contra Dios arrastró consigo una gran multitud de ángeles que se convirtieron en demonios. En su enceguecimiento pretende ser Dios y exige que se le adore como a Dios. Ejerce un dominio despótico contra todos los espíritus inferiores a él.  Odia con todo su ser a Dios y a nosotros que somos imágenes del Creador. La soberbia es la raíz de todos los pecados y males que afligen a la humanidad. ¿Cuál es la acción de Lucifer en las personas, en las familias, en la sociedad, en el mundo? Ataca directamente la inteligencia del hombre para volverla ciega y crear en ella la rebelión contra el Dios verdadero y  la división, el rechazo entre los seres humanos. 

Es la acción más grave y peligrosa contra el hombre porque ciega el entendimiento y conduce a las personas que acogen sus propuestas a creerse independientes de Dios. Así como llevó a Eva y a Adán a creerse “como dioses” busca hacer lo mismo con cada hombre.  Es la “antigua serpiente” (Ap 12,9; 20,2) que inocula su rebeldía en la mente y el corazón de los hijos de Dios para que rechacen el plan de su Padre celestial sobre sí mismos y sobre la creación. Aquí está la raíz del ateísmo, agnosticismo, racionalismo, materialismo, el laicismo y cantidad de errores filosóficos que llevan la inteligencia del hombre al desastre total: el rechazo a Dios, la negación de su existencia, la rebelión ciega y absurda contra el Creador, la separación eterna de Dios, lo que llamamos “condenación”.

 En el caso extremo la acción de Lucifer lleva a quienes se dejan engañar a la confusión de la mente, de la inteligencia, de la capacidad de descubrir la Verdad y de someterse a ella. Sus víctimas se vuelven cínicas, arrogantes, llenas de soberbia, prepotentes, autosuficientes. Son sus propios dioses; no tienen necesidad del Dios verdadero. Terminan adorando a Lucifer, sometidas a él y a todas sus bajas pasiones. Se dedican a construir un mundo sin Dios, basado en la “inteligencia humana, en la ciencia atea”. El objetivo de sus vidas es la autoidolatría, el “desarrollo humano de su propia “personalidad”, no es hacer la Voluntad de Dios.

Esta perversión de la inteligencia y de la finalidad divina para el hombre suscita en ellos el rechazo y odio a la Iglesia portadora de la divina Revelación; rechazo a todo lo religioso. Los lleva a un ateísmo militante que persigue a muerte toda manifestación de culto a Dios. Cuando la Virgen profetiza en Fátima que Rusia, si no nos convertíamos, expandiría por el mundo sus errores, se refería a esto. Los fundadores del comunismo ateo y del nazismo provienen de una filosofía que tiene un linaje de siglos de luciferismo bebido en sectas y sociedades secretas esotéricas. En los casos menos graves las personas se vuelven frías para con Dios, sienten repugnancia cuando se trata de adorar, bendecir, glorificar al Señor; rechazan todo lo que es oración y sometimiento al Creador. Lucifer promueve en el interior de la Iglesia todo lo que es error.

Las herejías son producto de su acción, la división entre cristianos, los pleitos y rivalidades que destruyen la unidad de la Iglesia provienen de él. Mucha gente piensa que la acción más grave y temible del Demonio es la posesión diabólica. En verdad lo más terrible de la Serpiente Antigua es su acción en lo interior del hombre: la inteligencia, la voluntad, la memoria y demás facultades. Siempre ha sido este el combate principal de Lucifer: captar la inteligencia del hombre. Siempre ha buscado que el ser humano se doblegue ante él y deje al Dios verdadero de lado. Lo increíble es que tenga tanta habilidad para convencer a las personas “inteligentes”.

En las sectas que adoran a Lucifer la mayor parte de sus miembros son personas de cultura superior, universitarios, políticos, gobernantes, gentes influyentes en la economía mundial, el arte, la filosofía, la ciencia…etc. ¡Algo increíble! Ya lo dijo Jesús: “Te doy gracias ¡Padre! Porque has revelado tus secretos a los que se hacen como niños y los has escondido a los soberbios” (Lc 10,21), “solamente los que se hacen como niños entran en el Reino de los Cielos” (Mat 11,25; 19,13). Este es el punto fundamental de la labor de los padres de familia: proteger la inteligencia de sus hijos de la acción diabólica. Infinidad de niños piadosos cuando llegan a la adolescencia y juventud terminan perdiendo la Fe, abandonan toda práctica religiosa, terminan viviendo como si no fuesen bautizados. El mensaje del Diario Espiritual va directamente a cegar a Lucifer por la humildad de Cristo.

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