EL GRAN LLAMADO DE LA VIRGEN A LAS FAMILIAS (6)

SATANÁS TRATA DE SEDUCIR LA VOLUNTAD 

El objetivo final del Demonio al atacar a los hijos de Dios no es la inteligencia, sino la facultad llamada voluntad. Por la voluntad tomamos decisiones. La decisión fundamental del hombres es: por Dios o contra Dios. El Demonio no puede violentar o forzar nuestra voluntad, pero sí la puede seducir engañándola de tal manera que consienta en la tentación. Ese es el caso de Adán y Eva. Fueron seducidos y atraídos a rechazar a Dios. Es también nuestro caso. Los espíritus inmundos son habilísimos para ir, como en una partida de ajedrez, acomodando las piezas de tal manera que consigan darnos el “jaque mate”. Gracias a Dios no estamos solos en este combate. Dios lucha por nosotros y con nosotros. Si colaboramos con el Señor, venceremos a Satanás. Si tomamos los medios eficaces que el Señor nos ofrece, derrotaremos al taimado enemigo.

 La Llama de Amor es el instrumento super eficaz que el Padre Eterno, a ruegos incesantes del Inmaculado Corazón de María, nos da para estos últimos tiempos en los que el infierno está haciendo su último gran esfuerzo para arrastrar a toda la humanidad a rechazar a Dios y su plan. En torno a la voluntad está todo aquello que se refiere a los sentimientos, afectos, deseos, ilusiones, fantasía, reacciones emocionales,…se trata del mundo psicológico. No son la voluntad, pero constituyen elementos importantísimos que pueden influir en nuestra toma de decisiones. Es muy fácil que nos confundamos ya que los espíritus malignos tienen esa capacidad de hacernos creer que lo que sentimos o experimentamos emocionalmente, es lo bueno para nosotros, aunque en realidad sea malo. Los demonios son como los magos o prestidigitadores que se presentan en los teatros y hacen trucos tan maravillosos que llegamos casi a creer que son verdaderos. Si no tenemos cuidado al final nos encontramos con que fuimos timados, como Adán y Eva. 

Los demonios, como los murciélagos, no soportan la potente luz del sol. Huyen, se esconden en las tinieblas de las cavernas, y de noche salen. El Demonio huye de la luz, de la verdad; prospera en la oscuridad, en la mentira. La Llama de Amor es el potentísimo foco que lo ciega y confunde. La principal labor de los progenitores consiste en enseñar a sus hijos a distinguir aquello que viene de Dios de aquello que es fruto de la estrategia diabólica. Esto no deja de ser difícil, pero aunque sea difícil, con la intervención  del Inmaculado Corazón de María,  el engaño satánico queda abortado.  Al solicitar la ayuda de María con la jaculatoria “Derrama el efecto de gracia de tu Llama de Amor sobre toda la humanidad”, la Luz de Jesús ciega al Maligno y nos hace vencedores en el combate incesante de todos los días. 

El Demonio no puede engañar al que ora intensamente y ayuna responsablemente. Si examinamos el mundo en su totalidad nos damos cuenta de que por todas partes hombres y mujeres estamos viviendo un caos que produce angustia, lo contrario de la Paz. El signo de la acción diabólica es la inquietud, la angustia, el miedo, la desesperación, la incertidumbre, la agitación, …el signo de la presencia del Reino del Dios verdadero es la Paz interior. Desgraciadamente los medios de comunicación se han vuelto el instrumento preferido del infierno para engañar a los hijos de Dios. Casi siempre lo que transmiten es agitación y pura hojarasca. Nuestros niños y jóvenes viven inmersos en ese ambiente de superficialidad.  Ya se han acostumbrado, no pueden distinguir el bien del mal. Los padres de familia no hayan qué hacer frente a la rebeldía de los hijos que como Eva se han dejado deslumbrar por el espejismo. Tienen que recurrir humildemente a María Santísima para que les ayude con su Llama de Amor a iluminar la inteligencia y el corazón de los hijos.

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