LAS IMÁGENES (X).

Lutero y Calvino aunque rechazaron el culto a las imágenes las toleraron en cierta medida como obras de arte religioso o puntos de referencia para ilustrar mejor la Fe. Sus seguidores llevaron la prohibición bíblica hasta el extremo y se convirtieron en iconoclastas o destructores de imágenes. Muchísimas obras de arte religioso fueron destruidas por el fanatismo bíblico de los primeros protestantes. Hoy , después de quinientos años de la llamada Reforma, los protestantes siguen considerando “idolatría” el culto a las imágenes y rechazan toda representación de Jesucristo, María, los ángeles y los santos.

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¿MARIOLATRÍA? (IX)

El tema de María es especialísimamente atacado por los espíritus malignos. Ciegan la mente y ciegan el corazón produciendo dudas y rechazos emocionales. Como la mente y el sentimiento están íntimamente ligados, los espíritus malignos llevan a la gente al rechazo a la persona de María. ¿Por qué? Porque la Virgen es el INSTRUMENTO a través del cual nos viene la SALVACIÓN, es decir JESÚS.

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Solo Cristo Salva: no Virgen María, no Santos, no Iglesia (VIII)

Lutero no está diciendo aparentemente nada en contra de la doctrina de la Iglesia Católica. Sin embargo esta expresión encierra una doble intención. Cuando los protestantes dicen SÓLO CRISTO SALVA, además de proclamar a Jesucristo como el único Salvador, están rechazando a la Virgen María, a los Santos y a la Iglesia. Están rechazando cualquier esfuerzo que nosotros podamos hacer para lograr nuestra salvación eterna: los méritos de las buenas obras que podamos hacer, la intercesión que nuestros hermanos en la Fe puedan hacer por nosotros en esta vida y en la otra, etc.

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El Sacerdocio bautismal o sacerdocio universal (VII)

El sacerdocio ministerial sería el culpable de que los laicos sean pasivos ante sus responsabilidades eclesiales. Lutero diseña una Iglesia completamente integrada por laicos. A ellos corresponde asumir la predicación y la administración de los sacramentos. Esta postura convierte a la Iglesia en un cuerpo sin cabeza visible, en un inmenso caos en el cual cada uno se cree inspirado por el Espíritu Santo para interpretar la Palabra de Dios y disponer de los Sacramentos. Los laicos se “clericalizan” y sin ser sacerdotes, ejercen funciones sacerdotales; son funcionarios delegados por la comunidad. En el Diario Espiritual de la Llama de Amor, encontramos una postura totalmente opuesta a la de Lutero: la Virgen María envía a Isabel Kindelmann al sacerdote, al Obispo y al Papa.

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Lutero y el Orden Sacerdotal (VI)

El Concilio Vaticano II (Presbyterorum Órdinis, Sacrosantum Concilium, Lumen Gentium) ha perfeccionado la visión de Trento. La Iglesia nos dice que el sacerdote actúa “in persona Christi”, es Cristo Cabeza de la Iglesia quien celebra, quien se ofrece al Padre en Sacrificio una vez para siempre. De igual forma cuando el sacerdote perdona los pecados, es Cristo quien perdona.

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Lutero y la Santa Eucaristía (V)

Lutero empeñó todos sus esfuerzos para destruirla porque decía que la Misa era la roca sobre la que se asentaba el Papado. Para él la misa no es el SACRIFICIO DE CRISTO. Llamaba abominable al Canon Romano. Inventó su misa: conservó algunas ceremonias para no suscitar escándalos entre los fieles, pero la convirtió en una simple “Santa Cena” para dar culto a Dios. Rechazó la Transubstanciación, e inventó la “consustanciación” según la cual el pan y el vino permanecen pan y vino junto con la presencia de Cristo. No hay presencia real.

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¿La Sola Fe basta para salvarnos? (IV)

Martín Lutero va a romper este orden evangélico oponiendo, abusivamente, la fe en Cristo y las Obras buenas. La Fe Católica nos dice que somos justificados, es decir santificados, salvados, liberados del pecado, arrancados a la muerte eterna, no por nuestras propias fuerzas o por el mérito de nuestras obras, sino por la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Son los méritos de Cristo los que nos justifican y no las obras de la Ley mosaica (Gal. 2,15-22).

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La sola escritura y el libre examen protestante (III)

Dos cosas constituyen el Depósito de la Fe: la Tradición y la Escritura. Entendemos por Tradición la enseñanza de Jesucristo y de los Apóstoles que nos ha sido transmitida a través de los siglos de manera oral, y por Escritura la enseñanza del Señor que nos ha llegado de manera escrita en los libros de la Biblia. Primero fue la Tradición y después vino la Escritura. No todo lo que dijo el Señor quedó escrito en los evangelios, pero mucho de lo que dijo se ha transmitido oralmente y acompaña a la Escritura para iluminarla.

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Lutero rompe con la autoridad del Papa (II)

Tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia, las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos. – Mt. 16, 13:20
En toda la historia de la Iglesia, el principio de autoridad del Magisterio de los Papas y Obispos, ha sido la piedra clave de la Unidad. Esa es la misión del Sumo Pontífice: presidir la unidad de la Iglesia en la Fe y la Caridad. El Papa habla en Nombre de Cristo. El verdadero discípulo del Señor está en comunión con aquel que lo representa.

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La Reforma Protestante y La Llama de Amor (I)

Las profundas consecuencias de la reforma protestante
En el Diario Espiritual la Virgen María no se refiere explícitamente al protestantismo, ni de Martín Lutero, ni de Calvino, ni de Enrique VIII, ni de personaje alguno ligado a esta corriente. Pero aunque no mencione para nada a estas figuras ni a las sectas nacidas de ellos, Nuestra Señora a lo largo del Diario va desmontando una por una todas las tesis y prácticas de la Reforma de Martín Lutero y de sus seguidores hasta darnos las pautas de lo que debe ser la Iglesia verdadera.

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