El Diario Espiritual: Una joya de la Espiritualidad Cristiana
Podemos considerar el Diario Espiritual de Isabel Kindelmann como una verdadera joya de la espiritualidad cristiana, digno de figurar junto a los escritos de notables místicos de la época moderna, como Santa Margarita María Alacoque, Santa Teresita del Niño Jesús, Santa Faustina, Santa Isabel de la Trinidad, Beata Catalina Emmerich, Josefa Menéndez, María Valtorta, Luisa Picarreta, Conchita Cabrera de Armida, etc. etc. Fue escrito entre los años 1961 y 1981, en Budapest, Hungría.
Isabel es una auténtica mística para nuestros tiempos. Tiene muchísimo que enseñar a los cristianos modernos: como mujer, esposa, madre abnegada de seis hijos, viuda, obrera, feligresa comprometida con su Parroquia, admirable testigo del combate espiritual contra el mundo de las tinieblas.
Mientras los “sabios de este mundo” niegan la existencia del Demonio aparece una frágil y sencilla madre de familia portadora de un mensaje que revolucionará la espiritualidad de los cristianos modernos aletargados por las ideologías ateas: “Satanás quiere reinar en las familias para condenar al mayor número posible de almas”, pero “Yo cegaré a Satanás con la Llama de Amor de mi Inmaculado Corazón”. Esta es la gran promesa de María Santísima al mundo de hoy.
El Diario es como una gran catequesis que nos recuerda todos los aspectos fundamentales de la vida del cristiano.
Si queremos asimilar adecuadamente las enseñanzas de la Llama de Amor no es suficiente abrirlo al azar para encontrar párrafos que nos edifiquen. Debemos leerlo desde el inicio hasta el final y después, con la ayuda del índice y de los comentarios, ir profundizando personalmente y en los Cenáculos aquellos párrafos que nos interesan.
Aunque Isabel nos comparte numerosas experiencias sus escritos no constituyen una autobiografía. Ni siquiera podríamos decir que se trata de un Diario sistemáticamente llevado.
Ella experimentaba una gran repugnancia a poner por escrito su vida interior. Si lo hace es por pura obediencia a Jesus.
En medio de su ajetreada vida de madre de familia y abuela sometida a tantas tensiones apenas si encuentra tiempo y sosiego para poner por escrito sus experiencias íntimas. Escribe cuando puede. Deja pasar los días y las semanas y los meses y los años sin abrir sus cuadernos. Se le olvida escribir. Y el Señor tiene que insistir para que ponga por escrito sus palabras.
De hecho el Diario solamente abarca los años 1961 a 1966. Después nada más tenemos algunos párrafos salteados de 1971, 1975, 1977, 1980, 1981. La última comunicación es del 12 de Dic de 1981. Isabel muere en 1985.
¿Qué habrá pasado en su alma en todo ese tiempo tan largo de silencio? Nos hubiera gustado acompañarla en ese extraordinario caminar de su vida mística. Lo que nos ha dejado escrito es suficiente para que la gracia de la Llama de Amor pueda inflamar toda la tierra y liberar a la Humanidad de la opresión satánica.
Isabel es como una violeta escondida y a los biógrafos tocará la tarea de poner en evidencia su perfume.