Estas dos intervenciones celestes tienen como objetivo la renovación espiritual de la Iglesia. La Llama de Amor está específicamente dirigida a la transformación de los hogares en “Santuarios Familiares”. La Rosa Mística pretende la santificación de los religiosos y sacerdotes. Las familias están “destrozadas” por la acción diabólica, nos dice Isabel Kindelmann (vidente Llama de Amor). Satanás quiere reinar en los hogares. Después del Concilio Vaticano II muchísimos Consagrados a Dios, con los votos religiosos y gran cantidad de sacerdotes, han experimentado un inmenso desánimo.
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