Resiste, no tengas miedo y satanás huirá
El Diario Espiritual nos enseña algo importantísimo: satanás tiene pies de barro. Es como la estatua de Nabucodonosor (Dan 2,31-45) que tenía una apariencia imponente pero los pies eran de hierro y arcilla. Bastó una piedra que se desprendió sin intervención de mano alguna para pulverizarla.
Decíamos en comentarios anteriores que el Reino de Cristo sufre hoy más que nunca los embates terribles del maligno enemigo. Vemos como son cada vez más numerosas las almas que se apartan de Jesucristo despreciando las enseñanzas de la Iglesia y poniendo en riesgo su salvación eterna. Al oscurecerse la Fe católica en los corazones, se niegan verdades tan básicas como el Juicio Particular al fin de la vida terrenal; la existencia del Cielo, del Infierno y del Purgatorio. Para infinidad de bautizados y no bautizados con la muerte termina todo. Para los que han sido inficionados con las ideas orientales de la re-encarnación, simplemente continúa el ciclo del morir y del renacer en otros seres. Las palabras de Jesús y de María nos centran en la verdad revelada y nos liberan de estos errores que nublan la inteligencia espiritual.
En el mensaje de la Llama de Amor vemos con claridad que Satanás no es un “dios”, sino una simple criatura y que está totalmente sometido al poder del Dios verdadero y de su Hijo Jesucristo. Esta verdad de Fe nos libera del miedo al Demonio. Hay quienes piensan que Satanás es un Dios malo, opuesto en el mismo nivel, al Dios Bueno. Le atribuyen poderes divinos y viven sometidos por miedo a este mundo diabólico. Donde no ha llegado el cristianismo los demonios son considerados como “dioses” y ejercen su tiranía sobre todos los que se le someten. En el caso de Isabel vemos cómo Dios permite que Satanás la perturbe de diversas maneras . Es evidente que el maligno produce en ella al principio gran miedo, pero al lado de esa presencia nefasta y opresora Isabel tiene la presencia de la Virgen María que la reconforta. Al cabo de poco tiempo Isabel descubre que (p 78)
“Ahora Satanás se quedó ciego y por unas horas ha dejado de dominar las almas”. Como Satanás ahora está impotente, ciego, los espíritus malignos están mirando tiesos e inactivos como si se hallaran en un letargo. No saben qué ha pasado, Satanás ha dejado de darles órdenes. Y mientras las almas se liberan del dominio del maligno, han hecho buenos propósitos,contrarios a la desidia”.
El miedo es una de las principales y favoritas armas de Satanás. Infunde pavor en la imaginación y la sensibilidad de los humanos para hacerles creer que él es todopoderoso. Mentiroso como es, se proclama grande y fuerte. Amenaza, maldice e insulta. Exige “adoración” y la exige con arrogancia, a gritos si es posible. Por su naturaleza angélica los demonios son superiores a nosotros ya que son espíritus puros, pero a nosotros nos asiste el auxilio divino. Si el Demonio tortura a Isabel es únicamente porque Dios lo permite.
“…el maligno comenzó a torturar mi alma. De ninguna manera lograba librar mis pensamientos de su influjo. Primero suscitó gran miedo en mí. Era una sensación tan terrible como si hubiera querido tomar posesión en mí, pero algo se lo impedía” (P. 54).
Santiago nos dice que debemos “enfrentarnos” al Demonio para que éste huya. No debemos someternos ni manifestarle que le tememos. Nuestra arma infalible es el Nombre del Señor Jesús; con su Sangre preciosa vencemos a Satanás; con el Nombre de María Santísima lo hacemos huir. Nos fortalecemos con los Sacramentos, la oración y el ayuno. Utilizamos los sacramentales para expulsarlo.
Al ir descubriendo en la vida de cada día la acción del enemigo maligno es probable que pasemos por un período de transición que va “del miedo a la serenidad”. Gradualmente le vamos perdiendo el miedo al Demonio. Mientras adquirimos seguridad experimentamos inquietudes, temores, dudas, confusiones debidas a la ignorancia que tenemos de la manera de actuar de los espíritus malignos.
En la vida de Isabel captamos este caminar hacia la seguridad del discípulo de Cristo ante el mundo diabólico: (p 67) La Santísima Virgen le dice: “No tengas miedo al maligno que continuamente está rondando alrededor de ti. Yo lo he aplastado y no tienes de qué temer. Escóndete bajo mi manto y besa con frecuencia mi escapulario que llevas sobre ti”.
Uno de los frutos más apreciables de la Llama de Amor es la confianza en el poder del Señor ante los ataques del maligno. “…la Llama de Amor de mi Corazón que salta hacia ustedes. Hasta ahora no ha habido nada que tanto ciegue a Satanás…” (p 79). Para ser libres nos liberó Jesucristo, nos dice San Pablo. La gracia de la Llama de Amor es un instrumento privilegiado de liberación ante la tiranía del Demonio. Dios da este instrumento a todos, pero en especial a las familias porque “Satanás con fuerza rabiosa quiere destrozar las familias” (p 118).
La Virgen nos dice: “Un nuevo instrumento pongo en sus manos, es la Llama de Amor de mi Corazón”. Instrumento ¿para qué? Para vencer a Satanás.