La Consagración de las familias a los Corazones de Jesús y María es camino a la Victoria contra Satanás
Las dos fiestas que celebramos en estos días: El Sacratísimo Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María son la fuente de la que mana el Diario Espiritual de la Llama de Amor. La experiencia que Isabel Kindelmann vive y la enseñanza que nos trae en sus escritos son la realización del gran mensaje del Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque y del Inmaculado Corazón de María en Fátima. Esos dos corazones se funden en uno solo para darnos la Llama de Amor.
El designio de Nuestro Señor al establecer la devoción a su Sacratísimo Corazón y al de su Madre Santísima es destruir el reino de Satanás. Jesús lo dice claramente cuando habla de la veneración de su imagen: “Que esparciría sus gracias y bendiciones por dondequiera que estuviere expuesta su santa imagen para tributarle honores, y que tal bendición sería como un último esfuerzo de su amor, deseoso de favorecer a los hombres en estos últimos siglos de la Redención amorosa, a fin de apartarlos del imperio de Satanás, al que pretende arruinar, para ponernos en la dulce libertad del imperio de su amor, que quiere restablecer en el corazón de todos los que se decidan a abrazar esta devoción.”
En varios otros pasajes del Diario Jesús nos habla de su Corazón: “El quedarse ciego Satanás, significa el triunfo mundial de mi Divino Corazón, la liberación de las almas y que el camino se abrirá en toda su plenitud” (p 262). En la pág 230: “Porque mi Corazón humano también late al mismo ritmo con mi Divinidad. Tu corazón late al mismo ritmo que mi Corazón”. En la pág. 234: “Inclina tu cabeza sobre mi Corazón y esta cercanía te llene de fuerza para las luchas sucesivas”. En la pág. 239: “…late de gozo mi Corazón. Por el continuo arrepentimiento de tus pecados, tu alma permanece siempre fresca”. etc. etc.
La Virgen Santísima también nos habla constantemente en el Diario de su Corazón Inmaculado: “Con el amor de mi Corazón Maternal me dirijo a ti, mi hijita carmelita. ¡Atiza la Llama de Amor de mi Corazón con tu sacrificios! No dejes que la Llama de Amor que derramé primeramente sobre ti, solo vacile débilmente en ti!”. (p 242).
Jesús y María al hablarnos de sus Corazones van mucho más allá del significado que nuestra cultura atribuye a este vocablo. No se trata simplemente de los afectos sensibles que experimentamos cuando nos sentimos atraídos por la persona que amamos. El término Corazón nos lleva a las raíces bíblicas. Se trata de la “Persona Divina” de Jesús, de la persona humana de su Santísima Madre que aman a los seres humanos con el amor extremo y perfecto de la entrega total. Ese es el motivo por el cual tanto las apariciones del Sagrado Corazón como las del Inmaculado Corazón en Fátima se centran en el misterio de la Redención: tanto amó Dios al mundo que entregó a su propio Hijo para que el mundo no perezca.
No es sentimentalismo sino el supremo sacrificio de la vida en la muerte y muerte de Cruz. Es la participación total e incondicional de la Virgen María en el sacrificio supremo de su Hijo en el calvario. Con su muerte el Hijo nos rescató de la condenación eterna y su Madre participó en los dolores de esa redención de una manera única. De allí la queja doliente de estos dos Corazones frente a la ingratitud de aquellos que habiendo sido redimidos a tan alto precio, “desprecian”, “rechazan”, “ofenden”, “niegan” el amor a su Salvador y a la Madre. Este rechazo del Amor de Dios trae una consecuencia atroz: la condenación eterna.
Si la Devoción a los Dos Corazones es la proclamación del amor infinito de Dios a los pecadores, la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María es la entrega del “instrumento eficaz” que llevará a la humanidad a la victoria contra el poder de las tinieblas. El rechazo a la Devoción al Sagrado Corazón y al Mensaje de Fátima trajo gravísimas consecuencias: las dos guerras mundiales fueron el resultado del ateísmo militante que cegó millones de almas.
El poder del odio satánico sobre la sociedad de los últimos siglos es el resultado de haber puesto a Dios y a su Cristo a un lado. Satanás quiere llevar a esta humanidad a una destrucción total por el rechazo a Dios. Solamente una intervención milagrosa de la Virgen María puede salvar a este mundo moderno de esa destrucción anunciada.
La Llama de Amor es el instrumento que los Corazones de Jesús y de María ponen a disposición de la Iglesia para revertir el camino que nos está llevando a la muerte eterna. La estrategia de la Virgen María para vencer al maligno consiste en la restauración de la identidad católica de las familias. La Consagración de las familias a los dos Corazones es camino a la Victoria contra Satanás. Solamente la FE católica plenamente vivida nos permite comprender la gracia que se nos entrega y su riqueza inaudita. La FE CATÓLICA nos capacita para utilizar de manera eficaz el haz de luz. Ese “nuevo Instrumento y su efecto de gracia (cegar a Satanás) que el Corazón Inmaculado está entregando a la Iglesia de hoy es la garantía del “triunfo mundial del Sagrado Corazón”.