CARTA No.264: Nidia, de Nicaragua dice: 

Soy una mujer alcohólica, bebo desde los dieciséis años. Mi padre y mi madre eran alcohólicos y también mis antepasados. Con ellos aprendí a beber. Tengo cinco hijos, todos de diferentes padres. Me ha ido mal en la vida. Mi familia es un desastre. Me considero católica, amo a la Virgencita. Es mi Madre.  Yo no dejo que mis hijos tomen. No quiero que les pase lo mismo que a mí. He tenido ganas de quitarme la vida pero por amor a mis hijos no lo he hecho. ¿Qué sería de ellos? Yo soy madre y padre para ellos. Mis niños son buenos, me quieren, a pesar de que les doy mala vida. Vivo amargada. Fui prostituta pero ya dejé eso. Estoy descubriendo la Llama de Amor. Una amiga mía me habló de ella. Cuando me dan ganas de tomar repito incesantemente la jaculatoria: derrama el efecto de gracia de tu Llama de Amor sobre mi corazón”, y se me pasa. Así voy saliendo de esto. 

Respuesta: Hola, Nidia, bendiciones de Dios para ti y tus niños. Me admira tu amor a la Virgen y sobre todo que creas en el poder de la Llama de Amor. Te animo a seguir así, repitiendo la jaculatoria todo el tiempo que puedas para que los espíritus malignos que te llevan a embriagarte queden ciegos y no puedan arrastrarte al alcohol. Conozco a muchas personas que han sido víctimas del alcoholismo y que orando incesantemente con la jaculatoria y el Rosario de la Llama de Amor han ido recuperando el dominio sobre sus deseos de entregarse a la bebida o a otros vicios. Aunque has tenido mucho dolor en tu vida sin embargo Dios te ha bendecido con cinco hijos buenos que son tu fortaleza, tu protección. Mi recomendación es que no te guardes para ti el secreto de la Llama de Amor sino que lo compartas con tus hijos. Una familia unida en la oración es fuerte como la roca. Corta en ti esa herencia ancestral del alcoholismo que existe en tus antepasados ya que desde tus bisabuelos vienen arrastrando la obsesión por la bebida.

En realidad se trata de un espíritu maligno llamado “Muerte” que va influyendo de generación en generación. No va solo, va con depresión, tristeza, angustia, ansiedad, autodestrucción, automutilación, ira, violencia, promiscuidad, etc., y lleva al suicidio. Si tú haces de tu familia un Santuario Familiar, tal como la Virgen lo pide a Isabel Kindelmann en su Diario Espiritual, tus niños aprenderán a orar, a vivir los sacramentos, a escuchar la Palabra de Dios y a defenderse de los continuos ataques de los enemigos de nuestra salvación. Cada familia tiene su historia, sus debilidades, sus pecados. El hecho es que Dios nos ama a todos y a cada uno tal como somos. Dios no te va a abandonar y lograrás enderezar a tu familia y podrás ayudar a tus hijos a fundar familias sanas, buenas, nuevas en Cristo Jesús. La función de la gracia que la Virgen ha dado a las familias consiste precisamente en esto: restaurar la familia según el Corazón de Cristo. 

Toda familia, por herida que esté, puede ser restaurada porque para Dios no hay nada imposible. Jesús dice que su Padre ha puesto “todo” en sus manos, es decir todo el poder para arrancar y plantar, para destruir y edificar. El señor va a destruir en tu familia la acción satánica que te ha llevado a tanto sufrimiento. Dios puede hacer nuevas todas las cosas. Si confías en la Llama de Amor la Virgen te llevará de la mano a poner en práctica todas sus recomendaciones y verás que dentro de poco tiempo su familia será otra. Las bendiciones lloverán sobre ti y tus hijos. Dios dará a tus niños un futuro envidiable porque el Señor bendice a aquellos que con fe y humildad le obedecen. Enseña a tus niños a orar con la jaculatoria. Te recomiendo el rezo diario del Santo Rosario de la Llama de amor con todos ellos y la hora de reparación familiar semanal tal como lo pide la Virgen. Te deseo grandes bendiciones para tu familia y cuando quieras visitarme te recibiré con gusto para orar personalmente por ti.

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