CARTA No.250: RECOMENDACIONES PARA ORAR CON LA LLAMA DE AMOR (2) 

Es necesario tener en cuenta que la gracia de la Llama de Amor no está en contraposición a los diversos ministerios o grupos que hacen sanación y liberación en la Iglesia. Nuestra Señora da esta gracia a toda la Iglesia, a todo cristiano, y a todo ser humano, sea bautizado o no,  como un instrumento que es urgente y necesario emplear para hacer que Satanás vaya perdiendo terreno.  Este mundo moderno ha caído de manera trágica en manos del Demonio.  La situación es tan grave (y desgraciadamente muchísimos no se dan cuenta de ello en la Iglesia) que María se ha visto obligada a pedir al Padre un instrumento único, verdaderamente extraordinario y riquísimo en gracias nunca antes dadas. Es urgente y necesario enfrentar ya, con aplastante victoria, a Satanás y a su mundo para que la humanidad se salve y pueda entrar en la Vida Eterna.  La Iglesia está perdiendo la batalla contra Satanás por la indolencia espiritual de los discípulos de Cristo y especialmente del clero y de los consagrados.   Este mundo, que debería ser evangelizado con “el poder del Espíritu”, está hoy más que en los siglos precedentes, bajo el poder del Demonio. San Juan lo declaró en su primera epístola hace veintiún siglos (1 Jn 5,19), ahora la situación es mucho peor.  Aquellos ilusos que viven según los criterios de la carne piensan que el desbarajuste espiritual, moral, material y social  que está ahogando a los humanos, se solucionará con los medios “carnales”, es decir con el ingenio de las ciencias. 

El pensamiento de la Virgen es totalmente otro. Ella ha dicho que hemos llegado a un punto de “no retorno”. La humanidad, engañada por el Mentiroso, ya no tiene fuerzas para volver hacia atrás en el camino del ateísmo teórico y práctico. No hay ya solución para la humanidad entera si Dios no interviene de manera drástica suscitando en los seres humanos el deseo de salvación. Esa intervención de Dios se da por medio del Corazón Inmaculado de María, aunque esto parezca absurdo a muchos. La salvación tendrá que venir por medio de la Madre de Dios y de la Iglesia. Esto es un designio divino proclamado en el ciclo de Fátima. Las personas que experimentan en carne propia el dolor de la acción diabólica están en mejores condiciones para apreciar el auxilio que la Llama de Amor les proporciona. Los que están ciegos para ver al Demonio o han aceptado de manera consciente o inconsciente en sus vidas el despotismo satánico experimentan rechazo intelectual y emocional a esta gracia.  Los fariseos rechazaron a Jesucristo porque pretendían ver (Jn 9,39-41). La Virgen va a lo más urgente: las familias de los bautizados en Cristo, en su inmensa mayoría, están viviendo “fuera de Cristo”. Están errando su obligación bautismal de ser testigos de la Persona de Jesús y de sus enseñanzas. 

Hay que llevar el combate contra Satanás al interior de estas familias para que rechacen el yugo impuesto por el mundo de las tinieblas. Deben recuperar su identidad de discípulos del Salvador y su responsabilidad de proclamar el Evangelio hasta dar su sangre (He 12,4) en la lucha contra el pecado. La intención de María es llevar al interior de todas las familias su instrumento (la gracia de la Llama de Amor, la jaculatoria y el Rosario, su acción maternal) para detener la presencia engañosa del Maligno. Las ciencias humanas (la psicología) han cegado el discernimiento espiritual y  han reducido el origen de los padecimientos del alma a meras reacciones emocionales. “Mi pueblo perece por falta de conocimiento …” (Os 4,6). La Llama de Amor no se opone a la legítima autoridad de las ciencias; el problema está en que las ciencias no respetan sus límites y niegan toda posibilidad de existencia del mundo espiritual.  Todo ser humano debe descubrir la acción de los demonios en su vida, en su familia, en su alrededor, en el mundo para poder luchar por su libertad. Las familias deben ser instruidas en el combate espiritual bajo la dirección del Inmaculado Corazón de María. Los esfuerzos de renovación del ministerio exorcístico y de liberación que está impulsando el Vaticano a nivel de toda la Iglesia se verán iluminados y completados por la Llama de Amor. Todas las familias deberán aprender a enfrentar desde su interior sus propios demonios para que lleguen a formar parte activa en el reguero de Luz que María profetiza .

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