EL TIEMPO DE GRACIA VENDRÁ POR LA RECITACIÓN DIARIA DEL SANTO ROSARIO

Para entender mejor el papel de la Llama de Amor en la época que está viviendo actualmente la Iglesia es importante meditar los textos del 24 de marzo de 1963 del Diario Espiritual de Isabel Kindelmann. Le dice Jesús: “Este tiempo de gracia destinado al mundo entero, esta santa causa que por medio de ti queremos iniciar, no puede partir en pies de barro. Sólo con un alma dura, templada cual acero, se lo puede poner en marcha”. Jesús habla de un TIEMPO DE GRACIA. Se trata de una SANTA CAUSA que Jesús y María quieren iniciar por medio de Isabel. La Sierva de Dios experimenta que un “efluvio poderosos de Sus gracias” irrumpe en su alma. A través de sus palabras iluminadoras Jesús derrama en ella la gracia admirable de Dios Espíritu Santo. Jesús le da la “gracia de admirable fuerza de la fe y de la confianza”. Sin esas dos virtudes, fe y confianza, ninguna virtud puede echar raíces en el interior ni en el alma de nadie. ” Este es el pilar fundamental de aquella grande y santa causa que solamente así puede ponerse en marcha”.

Isabel está en el momento más decisivo de su vida. Se trata de aceptar la vocación extremadamente dolorosa de ser el instrumento del cual Jesús y María se van a servir para dar a la Iglesia la Llama de Amor. Se trata de subir con Jesús el monte Calvario, el Gólgota, para estar junto a la Madre Dolorosa. La Virgen quiere encender a través de Isabel la Llama de Amor de su Corazón que inundará la Tierra. Esa vocación exige de Isabel “plena entrega”. El Señor espera una respuesta que no sea fruto de la emoción del momento, sino de la profunda meditación y aceptación de lo que ella comporta: muchas humillaciones y sufrimientos. Tiene que prepararse a dar esa respuesta retirándose en sí misma. Gracias al don de “la fuerza de la fe y le la confianza” que recibe del Espíritu Santo Isabel puede dar su Fiat. Jesús profetiza: “LA TIERRA PASARÁ POR UNA GRAN SACUDIDA”, PERO LUEGO SUCEDERÁ UN TIEMPO DE GRACIA CASI COMPARABLE AL PRIMER PENTECOSTÉS QUE INUNDARÁ LA TIERRA. Ese extraordinario tiempo de Gracia será fruto del EFECTO DE GRACIA DE LA LLAMA DE AMOR DE LA SANTÍSIMA VIRGEN.


Este será el gran milagro que María Santísima hará y que llamará la atención de toda la humanidad. “Todo esto es la
efusión del efecto de gracia de la Llama de Amor”.
Jesús le explica a Isabel que la situación de oscuridad que
atraviesa “el alma de la humanidad” es consecuencia de la falta de fe. La tierra pasará por una GRAN SACUDIDA. Esto implica una época de dolores y sufrimientos extraordinarios que se abatirán sobre esta humanidad que ha rechazado a Dios y a su Enviado Jesucristo”. Aquí se sitúa la llamada que la Virgen María hace a la Iglesia Católica a acoger la gracia de la Llama de Amor como el instrumento privilegiado para cegar la acción diabólica sobre la humanidad. En un mundo que agoniza por la falta de Fe en Dios, se necesita el aguerrido ejército que María está formando para renovar la faz de la tierra. “Por medio de la Llama de Amor “la fe echará raíces en las almas”.

Algo semejante no sucedió todavía desde que el Verbo se encarnó. La Tierra estará inundada por sufrimientos pero será renovada por la intercesión de la Santísima Virgen. Isabel no es más que el pobre y humilde instrumento del cual Jesús y María se sirven para iniciar este “tiempo de gracia”. Nos toca nosotros continuarlo teniendo fe y confianza en las palabras de Jesús. La propagación de la Llama de Amor costará grandes humillaciones y sufrimientos tal como el Señor lo profetiza, pero el triunfo está asegurado. Toda la Iglesia Católica debe ponerse en marcha para lograr este gran milagro que la humanidad entera no podrá explicarse. Esa es la vocación de la Iglesia, ser testigo de Cristo Jesús. Cristo venció al mundo y al demonio muriendo en la cruz del Calvario. Para renovar la Fe de la Iglesia María está pidiendo la recitación diaria del Santo Rosario.

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Un comentario

  • Que nuestra Reina y Madre
    interceda ante Dios nuestro Señor para que también en nosotros se desarrollen y echen raices la Fe y la Confianza.

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