MARÍA EJERCE SU MATERNIDAD ESPIRITUAL EN EL SENO DEL HOGAR

La gracia de la Llama de Amor ha sido dada a las personas, a las familias y a la Iglesia Universal para cegar los ojos de Satanás y derrotarlo en el tremendo asedio que está lanzando contra la humanidad. Cada persona, cada familia y la Iglesia entera debe darse cuenta de los ataques que está recibiendo. Un ejército en combate tiene su grupo de soldados especializados en “inteligencia militar”. Éstos analizan constantemente los movimientos del enemigo. Se dan cuenta de sus fortalezas y debilidades. Previenen los ataques. Para la victoria es indispensable tener una excelente “inteligencia”. Igualmente pasa para la familia. Los padres son los que deben estar siempre vigilando los “movimientos” de la acción de Satanás en el interior del hogar. Deben detectar sus fortalezas para derribarlas. Igualmente cada persona debe estar atenta para ir discerniendo en el interior de su propio corazón las tentaciones que el enemigo le pone para hacerlo caer en el pecado.

Todos aquellos que tienen la responsabilidad pastoral dentro de la Iglesia están llamados a discernir a escala masiva las
estrategias que los espíritus malignos utilizarán para confundir y llevar por caminos equivocados a todo el rebaño. María
Santísima nos da la gracia de la Llama de Amor para que hagamos frente a Satanás en el interior del hogar.
La Virgen es la Esposa del Espíritu Santo. Es Dios quien engendra en nuestras almas a su propio Hijo y nos hace crecer en santidad cristiana hasta el final de nuestra vida terrena. El oficio de los espíritus malignos que bajo el poder de Satanás nos asedian es impedir que llevemos una vida santa y que cada familia sea un Santuario. Una familia cuyos miembros viven “en la carne” en vez de hacerlo “bajo el poder del Espíritu Santo” es una familia fracasada en el Plan de Dios. Cada familia debe producir esposos santos e hijos santos. Dios quiere poblar el Cielo con almas de elevada santidad, no con almas mediocres o tibias. El Espíritu Santo quiere santificarnos y elevarnos a una escala de santidad superlativa.

La misión de la Virgen María en cada persona, en cada hogar, en la Iglesia Universal, en la humanidad entera es ejercer su Maternidad Espiritual. Ella es Madre de Cristo que vive en nosotros. El primer paso de esa Maternidad Espiritual es la protección de la familia contra el asedio diabólico. Debemos tener en cuenta que es el Señor quien nos habita por su Espíritu Santo y nos inspira su Santísima Palabra desde el interior de nuestras facultades. Dios nos habla. María está íntimamente asociada a la acción el Espíritu Santo por su condición de Madre de Dios y Madre nuestra. Es su poderosa intercesión la que nos obtiene las gracias que necesitamos para derrotar a Satanás y vivir una vida de heroicidad cristiana. Cuando la familia invoca a María obtiene las gracias que necesita para producir los frutos de santidad que Dios exige de sus hijos. Los Dones del Espíritu Santo son los grandes instrumentos que todo bautizado recibe para poder edificarse como templo santo de Dios. Estos instrumentos de santidad nos ayudan a detectar la acción de los espíritus malignos en el interior de la familia.


Familias fracasadas son aquellas que no son capaces de contrarrestar la acción destructora de Satanás. Se dejan envolver
en sus redes y en vez de producir frutos de santidad producen hijos viciosos. La gracia de la Llama de Amor nos ayuda a
discernir la acción de Satanás que va envuelta en numerosas circunstancias de la vida familiar.
Estamos tan ciegos que no vemos allí la acción del maligno. Nos hemos acostumbrado a ver como normal la violencia intrafamiliar, el alcoholismo crónico, la infidelidad, la promiscuidad, la depresión, la tristeza, el ateísmo, la frialdad para con Dios, el rechazo contra la Iglesia, el recurso a los hechiceros, las enfermedades, el uso del tarot y artes adivinatorias, la mentira, el fraude, la miseria, etc. etc. No somos capaces de ver detrás de estos vicios la acción de Satanás. Tampoco comprendemos que la oración en familia es indispensable para destruir estas fortalezas del enemigo. El mensaje de la Llama de Amor nos lleva a abrir los ojos y a ver dónde y cómo actúa Satanás para destruir la familia.

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