LA LLAMA DE AMOR Y LAS LLAGAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

Para comprender la gracia de la Llama de Amor es necesario ir a la raíz de este don divino a la humanidad. El Diario nos dice: “Exclusivamente por las súplicas eficaces de la Santísima Virgen concedió la Santísima Trinidad la efusión de la Llama de Amor” (DE 25-10-1962). ¿Qué ofrecía María en sus súplicas eficaces al Padre Eterno? Las llagas de su Hijo crucificado. La Llama de Amor es Cristo crucificado. Todo el mensaje de María Santísima a la humanidad se centra en la adoración a su Hijo crucificado. Jesús en la cruz es el “Poder de Dios”, la “Sabiduría de Dios”, la “Gloria de Dios”, “escándalo para los judíos”, “locura para los gentiles” (meditar 1Cor 1,17-2,4). La humillación de Cristo en la cruz es la expresión suprema del amor de Dios a los hombres y de los hombres a Dios. Para salvarnos entregó su propio Hijo a la muerte y muerte de Cruz; para reparar nuestros pecados Jesús se entrega al Padre en la Cruz (meditar Filipenses 2,6-12). 

No debemos extrañarnos de que todo el Diario Espiritual esté centrado en el misterio de los sufrimientos de Nuestro Señor Jesucristo y en nuestra participación a su Pasión. Es en la medida en que vamos aceptando “sufrir con Cristo” que se va operando en nosotros y en la humanidad entera la Redención, la Salvación. Las almas se condenan porque no quieren llevar la cruz de Cristo y rechazan los sufrimientos que Dios les da para que reparen  sus pecados. El centro de la  devoción a la Llama de Amor no es “repetir la jaculatoria”, ni “rezar el rosario”, ni el “cenáculo”, ni las “devociones”, sino identificarse día a día con el Cristo sufriente. Por eso vemos cómo tanto la Virgen María como Jesús van conduciendo a Isabel por el camino de la aceptación de los dolores y sufrimientos que el Señor ha dispuesto para ella. La vida de Isabel es verdaderamente un “vía crucis”. Dios nos la da como ejemplo para que no desfallezcamos ante la perspectiva del sufrimiento que la existencia nos depara. 

La gran tentación de la humanidad es “rechazar” el dolor pensando que es una maldición de Dios. La verdad es que si Dios quiso salvarnos por la humillación y dolores extremos de su Hijo, no podemos salvarnos por otros medios. Es una gravísima equivocación buscar el placer, los honores, el poder, la gloria humana como camino de realización humana. Esto sólo conduce a la muerte eterna. Si comprendemos esto entonces comprenderemos el Diario Espiritual. Si no, experimentaremos para el mensaje de la Virgen a Isabel Kindelmann un instintivo rechazo. El Diario es una escuela para aprender a vivir la Cruz de Cristo. Satanás es humillado y reducido a la impotencia por Cristo crucificado. Cuando en cada corazón y en cada familia sea reconocido Jesucristo crucificado como el Señor de nuestras vidas la influencia de Satanás sobre la humanidad entera se desmoronará. Es necesario predicar a Cristo, y a Cristo crucificado como dice San Pablo, no tanto con la palabra, como con la vida.

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Un comentario

  • RUBÉN DARÍO ARTEAGA RAMÍREZ

    Sin el fervoroso uso del Crucifijo y de la Preciosísima Sangre de Cristo, imposible una sanación/liberación, teniendo en cuenta que la Santisima Virgen María nos lleva a ESE AMOR INCONMENSURABLE CON EL REZO FERVIENTE DEL SANTO ROSARIO DIARIO

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