LAS VELAS BENDITAS

Para los cristianos las velas benditas representan a Jesús Resucitado, Luz del Mundo. Cristo vence a Satanás príncipe de las tinieblas. En el Evangelio está muy claro (Jn 1) cómo la Luz vence a la Oscuridad. Jesús es la Luz del mundo. Cada año se realiza en Jerusalén el gran milagro de la Luz que brota milagrosamente de la loza que cubre el lugar en donde reposó el cuerpo inanimado de Jesús. De la piedra brota una luz que se levanta en el aire y se transforma en fuego que milagrosamente enciende las velas que el Patriarca Ortodoxo de Jerusalén lleva en sus manos; igualmente se encienden milagrosamente lámparas de aceite que cuelgan del techo y también cirios que numerosos fieles llevan en sus manos. Del fondo de todos los corazones brota un grito de inmensa alegría y los cristianos saltan, bailan, gozan, expresan su felicidad porque Cristo ha resucitado.

Es un milagro que desde los tiempos antiguos se realiza cada año en la fiesta de la Resurrección. Es probablemente el más grande milagro de la cristiandad. El pueblo lo espera con ansia, como esperan los napolitanos el milagro de San Genaro. Los cristianos vemos en las velas benditas a Jesucristo resucitado. Él enciende nuestras vidas. Nosotros somos esos cirios apagados que Jesús enciende con el fuego de su Espíritu Santo. El Cirio Pascual que va delante del pueblo en la procesión representa a Jesús resucitado. Tiene un poder único para rechazar la presencia de los espíritus malignos. Las candelas benditas hacen presente en los hogares cristianos al Cirio Pascual.

Por eso en cada casa cristiana debe haber candelas benditas y deben ser utilizadas cada día para los momentos de la oración y cuando en la casa se nota la presencia de espíritus malignos que perturban la Paz. Hay hogares que siempre mantienen encendida una veladora bendita ante las imágenes sagradas para hacer presente de manera sacramental a Jesús en el hogar y para expulsar la presencia de los espíritus malignos. Esa es una piadosa tradición de la iglesia desde siempre. Así como al lado del Santísimo Sacramento arde una lámpara, muchas familias mantienen en su casa esa luz encendida de manera permanente. Nuestra Señora quiere renovar en las familias católicas esta gran tradición y lo quiere hacer a través de la ceremonia del paso de la Llama de Amor. Mi Hijos Jesús es la Llama de Amor de mi Inmaculado Corazón dice María. Para eso Nuestra Señora nos da una pequeña ceremonia a través de la cual transmitimos su Llama de Amor. Es preciso comprender el gran valor de esta sencilla ceremonia y su trascendental importancia en la vida de cada devoto de la Llama de Amor.

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