Es María quien enciende la Llama de Amor en el fondo de los corazones

Una importante enseñanza nos dio la Santísima Virgen: “SOY YO QUIEN ENCIENDO LA LLAMA DE AMOR EN EL FONDO DE LOS CORAZONES” (17 dic 1962).  No es la elocuencia de Isabel Kindelmann; ella es un simple y pobre instrumento.  Quien toca los corazones es la Virgen María. La Llama de Amor es su Hijo Jesucristo y solamente Ella lo puede dar. Por un lado la Virgen nos urge para que propaguemos sin descanso esta gracia; nos pide que no nos quedemos estáticos, que nos ingeniemos para darla a conocer por todos los medios. Por el otro nos dice que solamente Ella es quien enciende la Llama en el fondo de los corazones.  Esta aparente contradicción se resuelve en la medida en que vamos comprendiendo el poder de nuestra  oración en el proceso de expansión de la Llama de Amor.

Nuestro primer deber es orar para que los corazones se abran a esta  gracia. Isabel Kindelmann, un día despues de recibir esta enseñanza (18 de dic de 1962, pág. 142)  nos dice que ella ofrece una de las dos horas de su velada nocturna “para que se encienda la Llama de Amor de la Santísima Virgen”. 

Antes de hablar de la Llama de Amor debemos orar intensamente por las  personas. En esta página vemos la reacción violenta del Demonio en contra de Isabel: “…de repente sentí un golpe en mi cuerpo. Al primero le siguió un segundo, luego un tercero, después un golpe más pequeño. Tuve una noche terrible, miedo, que se apoderó de mí. Después de los golpes, el cansancio y el dolor se apoderaron de mí y quedé vencida por el sueño. Después de las dos de la madrugada me desperté pero no pude velar ni una hora. Me sentí como a quien le han apaleado mucho. Fue el diablo quien me pegó, lo sabía. Sentí su presencia. Sólo me llamó la atención que el cuarto golpe no me dolió tanto como los anteriores. He sentido como si dos manos lo hubieran impedido”.  

La Virgen le explica: “¡Nosotros también estábamos allí, mi Santo Hijo y Yo! Le permitimos que te golpeara, pero yo pronto lo impedí: ¡Basta ya!”  (142).  Con este episodio aprendemos que el Demonio se opone con todas sus fuerzas a la propagación de la Llama de Amor.  Los golpes físicos que recibe Isabel son  la advertencia de que tendremos la oposición del mundo de las tinieblas.  El Demonio tratará de ponernos multitud de obstáculos de todo tipo para que nos desanimemos, tengamos miedo, experimentemos dolores y dejemos de trabajar por el plan de la Virgen María. Su objetivo es que la Llama de Amor no se expanda. En los momentos de combate, de cansancio, de humillación debemos recordar que Jesús y María están con nosotros y que el Demonio es impotente ante el poder de intercesión de la Virgen.Nuestra Señora completa su enseñanza diciéndole a Isabel: “Haz sacrificios, hijita mía, y sumérgete en el aniquilamiento profundo de la humildad. Tú eres mi pequeño y querido instrumento y tu empeño de alcanzar una gran humildad Me llena de contento. Es el efecto de gracia de la efusión de mi Llama de Amor que te da tanta constancia en tu empeño” (p 143).  

La oración, el sacrificio, la profunda humildad son tres características en el apostolado de la Llama de Amor. La vida de Isabel es para nosotros como un espejo. En las págs.143-144 vemos cómo en ella brota una fuerza que la impulsa, más allá de sus propias fuerzas, a informar de la Gracia de la Llama de Amor a los sacerdotes. Unos la rechazan a ella personalmente, otros no comprenden los escritos que  les comunica, aquellos le dicen que tenga paciencia…   Isabel sufre indeciblemente estas contradicciones: “Esta  violencia agota terriblemente mi cuerpo y mi alma. Yo no sería capaz de hacerlo por mis propias fuerzas porque esto significa para mí una humillación tan grande que si dependiera de mí, ni abriría la boca para decir palabra. La voz que me mueve a hablar es el urgir de la Santísima Virgen, voz que se ha hecho casi ininterrumpida en mi alma. No puedo resistir el apremio de la Santísima Virgen” (p 144).

Con esto vemos que no es Isabel la que ha inventado la Llama de Amor. No es obra de ella. No es un movimiento humano, o un proyecto apostólico nacido de la buena voluntad y de la piedad privada de una persona privilegiada. Se trata de un designio divino que le ha sido encomendado y que significa para ella una grandísima cruz; que le procura grandes humillaciones y sinsabores.  Es algo que viene del Cielo. Isabel sabe que solamente Dios puede dar la comprensión de la Llama de Amor, por eso dice: “…pido al Espíritu Santo que encienda su luz en aquellos a quienes ya ha llegado la noticia”. Igualmente nosotros debemos saber que no es lo mismo “conocer” el mensaje de la Llama de Amor porque hemos oído hablar de ella, que “haber recibido la gracia de la Llama de Amor”. Es necesario que el Espíritu Santo nos ilumine para poderla acoger y tener ardiente en nuestros corazones.  De allí la importancia de la oración permanente para quede fuego no se extinga.

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