Dios es un Padre que ama a sus hijos (II)
EL P. Andrea D´Ascanio (franciscano capuchino) en la introducción al folleto “EL PADRE LE HABLA A SUS HIJOS“, nos traza la semblanza de Sor Eugenia Ravasio. Le llama “una de las más grandes Luces de estos tiempos”… Pequeño profeta de una Iglesia nueva en la cual el Padre está al centro y en el vértice de cada fe, y la Unidad es el máximo ideal de toda espiritualidad. Es la luz que el Padre donó al mundo en este tiempo de caos y de obscuridad, para que se conozca el camino que hay que seguir” (p 3).
Sor Eugenia nació en Italia, en la comarca de San Gervasio d´Adda (provincia de Bérgamo,) en el año 1907. Su familia era de origen campesino. Solamente frecuentó la escuela primaria. Trabajó como obrera en una fábrica. Cuando tenía veinte años entró en la Congregación de Nuestra Señora de los Apóstolesdedicada especialmente a las misiones. Esta orden religiosa fue fundada en el año 1876 en Lyon, Francia por el P. Agustín Planque para colaborar con la Sociedad de las misiones africanas (SMA).
A los 25 años de edad fue nombrada Superiora General de la Congregación. Estuvo en este cargo durante doce años (1935 – 1947). Se entregó en cuerpo y alma al servicio de los más abandonados abriendo más de setenta centros misioneros en África, Asia y Europa. De manera particular amó a los leprosos para quienes dedicó sus mejores esfuerzos y con quienes tuvo sus más grandes logros. Dios se sirvió de ella para dar a la Iglesia el Mensaje del Padre (El Padre habla a sus hijos).
Estas revelaciones del Padre Eterno a Sor Eugenia tuvieron lugar en la Diócesis de Grenoble, Francia en 1932. La particularidad extraordinaria de estas comunicaciones divinas consiste en que quien se presenta de manera visible es Dios Padre bajo forma humana. No nos choca que se presente Jesús puesto que el Verbo de Dios, la segunda Persona de la Trinidad, se encarnó. Nos extraña sobremanera que el Padre Eterno tome la forma de Jesucristo y se afirme como la primera Persona de la Trinidad. Esta particularidad generó grandes dudas entre los teólogos que examinaron los mensajes.
Durante diez años la comisión nombrada por Mons. Alexandre Caillot, Obispo de Grenoble, estudiaron cuidadosamente el mensaje de las apariciones y su coherencia con el contenido de la Divina Revelación. Durante este tiempo Sor Eugenia, con gran humildad, paciencia y sabiduría fue respondiendo a las exigencias del proceso de manera satisfactoria. Al término de la encuesta la Iglesia aprobó estas apariciones y el Mensaje del Padre Eterno.
¿Qué importancia tiene para la Iglesia de hoy y de manera especial para la comprensión de la Gracia de la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María? Podemos decir que esta intervención del Padre Eterno en el mundo de hoy es de primera importancia y grandiosa trascendencia.
Es doctrina común en los círculos de las ciencias humanas, especialmente en psicología y psiquiatría, que la calidad del contacto que los niños tienen con sus progenitores genera en ellos una “imagen paterna y materna” que influirá de manera notable en su conducta a lo largo de la vida. La presencia o ausencia del papá o de la mamá; la calidad de la relación del niño con sus progenitores o con aquellos que hacen las veces de padres, determinará en buena parte su subconsciente, sus sentimientos, sus emociones, y su manera de relacionarse con los demás en la edad adulta.
Desde el punto de vista religioso la manera como el ser humano concibe a Dios se resiente también en cierto grado de la imagen paterna elaborada durante la infancia. Los padres transmiten con su conducta, sus gestos, sus palabras, sus expresiones, la propia imagen que tienen de Dios a sus hijos. Nos relacionamos con Dios en consonancia con la idea que nos hemos formado sobre Él en la familia y en el ambiente en que nos hemos desarrollado.
En su mensaje el Padre Eterno dice: “1) Vengo para eliminar el temor excesivo que mis criaturas tienen de Mï y para hacerles comprender que mi alegría está en el ser conocido y amado por mis hijos, es decir, por toda la humanidad presente y futura. 2) Vengo para traerles esperanza a los hombres y a las naciones. …3) Vengo para hacerme conocer así como soy… Quiero que el hombre sepa lo más pronto posible que lo amo y que siento la más grande felicidad estando con él, como un Padre con sus hijos” (p 14-15).
Cuando comparamos el mensaje dado a Eugenia Ravasio con numerosos párrafos del Diario Espiritual dedicados al Eterno Padre, vemos que coinciden de manera notable y que la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María está llamada a desempeñar un gran papel en este proceso del cambio de mentalidad de la humanidad en su imagen de Dios. Quien promueve el miedo, el odio y el alejamiento del hombre respecto a Dios es el demonio. El combate contra este enemigo se da en el corazón del hombre y el efecto de gracia de la Llama de Amor es el gran instrumento del Padre Eterno para lograr ese cambio.