Destruir el imperio de Satanás es el objetivo de los Sagrados Corazones de Jesús y María
El pasado Domingo 29 de mayo resaltábamos la íntima relación que existe entre la Gracia de la Llama de Amor y la Gracia de Fátima. La Llama de Amor es el Inmaculado Corazón de María entregado a las familias; no solamente a las familias católicas, sino a las familias del mundo entero.
Las apariciones de Fátima-Pontevedra-Tuy ponen en evidencia el terrible drama del hombre de hoy que ha llegado a rechazar a Dios y a la Iglesia como medio de salvación. Igualmente ponen delante de nosotros el infinito amor de Dios que quiere rescatar al pecador de la muerte eterna. La ceguera del hombre de estos últimos siglos lo han llevado al ateísmo teórico y práctico. Lo han hundido en el materialismo. ¡No hay Dios! ¡Dios no existe! ¡No hay nada más allá de la muerte! ¡Con la muerte acaba todo!. El ser humano acaba reducido a la condición de animal racional sin ninguna perspectiva de vida eterna.
Para entender la intervención de María Santísima en Fátima como Inmaculado Corazón debemos remontarnos a las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús en Paray le Monial (Francia) en 1673 a Santa Margarita María. Hace más de trescientos años Jesús muestra su Corazón herido a esa joven religiosa visitandina.
“Me hizo ver que el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres y apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran número, le había hecho formar el designio de manifestar su Corazón a los hombres…a fin de apartarlos del Imperio de Satanás…”.
En 1917 es María Santísima la que muestra su Corazón Inmaculado y rodeado de espinas que simbolizan los pecados de los hombres. El Señor quiere que el Corazón de su Madre sea honrado junto con el Suyo. Es Dios mismo, es Jesús mismo quien desea establecer en el mundo la Devoción a su Inmaculado Corazón para la salvación de las almas de los pecadores.
La tragedia del mundo de hoy es el ateísmo. Si comparamos el mensaje de Fátima y el de la Llama de Amor nos encontramos con que las peticiones son las mismas. La Consagración al Corazón de Jesús y a su Inmaculado Corazón (Rusia) (la familia) ; la Palabra de Dios conocida y vivida; el culto a la Eucaristía y la comunión reparadora (los cinco primeros sábados del mes); la conversión del corazón humano; el rechazo al pecado; la oración personal y en familia especialmente el Santo Rosario; la vivencia de los Sacramentos; la penitencia y en especial los sacrificios y el ayuno; la doctrina tradicional de la Iglesia especialmente en referencia al Cielo, al infierno, al purgatorio; la comunión con el Papa y los Obispos; el triunfo del Inmaculado Corazón de María.
El objetivo del Sagrado Corazón de Jesús es destruir el imperio de Satanás. Es el mismo objetivo del Inmaculado Corazón de María. Frente a un mundo que se ha ido precipitando vertiginosamente en la oscuridad y se ha visto sometido culpablemente más y más a los engaños diabólicos la respuesta de Dios ha sido el Amor. Los dos Corazones, el de Jesús y el de María, son la respuesta de Dios al odio infernal del demonio contra los seres humanos.
Esos dos Corazones son inseparables; forman en realidad un solo Corazón unidos en el fuego del Espíritu Santo. Si los hombres están hundidos en el odio terrible del egoísmo demoníaco hay una solución: el Amor infinito de Dios que destruirá la llama diabólica del odio. Dios no tiene necesidad de la sabiduría del hombre ni de su fuerza. Los medios que Dios emplea son los instrumentos humildes definidos por el Santo Evangelio.
La Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María representa el instrumento escogido por la Virgen María para revertir la acción diabólica en estos últimos tiempos. Ella no escoge a las universidades, ni a los científicos, ni a los militares, ni a los políticos, ni a los expertos sociólogos para dar la solución del problema. María es portadora de una Gracia Super Especial Extraordinaria que proviene del Corazón de la Trinidad Santísima cuyo objetivo es cegar la arrogancia satánica, ciega y megalómana por medio de la sencillez de los humildes. Esa Gracia, como todas las cosas de Dios, se obtiene pidiéndola con humildad. Esa gracia es el mensaje de Fátima traducido al ambiente de la familia de hoy que es atacada por todos lados, menospreciada, corrompida, destruida en su identidad cristiana por la malicia diabólica de los poderosos de este mundo.
Dios no puede permitir que sus hijos sean arrastrados en masa a la muerte eterna. Por eso envía a la Madre de su Hijo a humillar la arrogante soberbia de Luzbel. La Virgen nos pide una colaboración, una respuesta positiva a este Don extraordinario del Padre Eterno: tomar en serio la Llama de Amor. Ella hará el resto. Ella no dice que la Llama de Amor nos exime del dolor y del sufrimiento de cada día; Ella nos promete la victoria contra el enemigo de nuestra salvación si acogemos sinceramente su propuesta. Allí está el apostolado de la Llama de Amor: ayudar a la gente a comprender el mensaje y a ponerlo en práctica hasta sus últimas consecuencias.